Rotondas, curvas cerradas o maniobras que requieren rapidez pueden convertirse en una trampa mortal para los conductores mayores. A nadie se le escapa que la edad deteriora las facultades físicas de las personas, y no se tiene la misma capacidad visual o auditiva con 40 que con 60 años. Además, las reacciones son cada vez más lentas. Todo ello complica la conducción, que se hace más peligrosa tanto para ellos mismos como para el resto. Conviene no perder de vista que, como señalan desde FESVIAL (Fundación Española para la Seguridad Vial), muchos estudios indican que el factor humano en la conducción es la principal explicación de la siniestralidad. Por ello, las personas mayores de 64 años deben prestar especial atención a la conducción y evitar una serie de conductas. En este artículo se señalan algunos de estos errores, como conducir de noche o con escasa visibilidad o automedicarse.
Más cautos al conducir
Los accidentes no suceden por azar. Detrás, hay factores y conductas de riesgo prevenibles y evitables, como señalan desde FESVIAL. Estas acciones se deben evitar, más si cabe, en el caso de los conductores que superan la barrera de los 64 años, el 17% de la población española, según datos de la DGT, y el 12% del censo de conductores. Durante el año 2011 fallecieron en accidentes de tráfico 484 personas mayores de esta edad, 1.540 resultaron heridas graves y más de 7.500 heridas leves.
Pero en nuestro país, la normativa que regula la prórroga y vigencia de los permisos de conducción -el Reglamento General de Conductores (Real Decreto 818/2009)- no establece un límite legal para dejar de conducir, y la vigencia de las autorizaciones queda sujeta a un reconocimiento psicotécnico periódico. Desde la citada fundación indican que la conducción no se debe prohibir solo por ser mayor de cierta edad, sino por el hecho de no estar capacitado para ello. Lo más importante no es privar del uso del vehículo, sino que conforme la persona vaya mermando sus capacidades y aptitudes, ir aplicándole diferentes restricciones en su movilidad y en el uso del vehículo.
En España no hay límite legal para dejar de conducir, y la vigencia de las autorizaciones queda sujeta a un reconocimiento psicotécnico
El Grupo Liberty Seguros y el Real Automóvil Club de España, RACE, han elaborado el informe ‘Conductores Senior y Seguridad Vial’. El estudio, realizado entre más de 2.300 conductores españoles mayores de 60 años, muestra que el envejecimiento normal conlleva una serie de cambios a nivel sensorial, cognitivo y motor que inciden de manera directa en el desempeño de la tarea de conducir. En algunos casos, a estas alteraciones se le unen una serie de pérdidas funcionales asociadas a diferentes enfermedades que se manifiestan a edades avanzadas.
Por eso, los conductores mayores o senior deben evitar una serie de conductas al volante, como conducir de noche o en condiciones adversas o no pararse a descansar.
Qué actuaciones deben evitar los mayores al volante
En las personas mayores se deterioran poco a poco la vista (menor rendimiento en los movimientos oculares, dificultad para la adaptación a la oscuridad, pérdida de sensibilidad al contraste..), el oído (dificultad para escuchar sonidos en zonas muy ruidosas, algunos sonidos parecen muy fuertes, zumbido en los oídos..), o la motricidad (menor agilidad en el manejo de los mandos del vehículo, que puede aumentar el tiempo para tomar una decisión, o déficit en la capacidad de movimientos de giro de cabeza, cuello y nivel cervical). A todo ello se suman cambios cognitivos: se produce un enlentecimiento en el procesamiento de la información, cambios a nivel atencional y disminución de la capacidad de seleccionar los estímulos que son relevantes para la tarea de conducir. Por ello, deberían tener en cuenta lo siguiente antes de ponerse al volante:
Condiciones ambientales:
No deben conducir cuando se den condiciones meteorológicas adversas, como lluvia intensa o nieve, ni cuando haya mala visibilidad, como con niebla.
Recorridos:
Los mayores no deberían hacer itinerarios desconocidos, y conviene que eviten las horas punta y los trayectos complicados.
Nunca de noche:
Convendría que no circularan en los momentos más peligrosos del día como son el amanecer o el anochecer. Ello, por dos motivos: el primero, por la falta de iluminación que impide la visión de todos los elementos de la vía, y el segundo, por el deslumbramiento que producen los faros del resto de vehículos. Si no queda más remedio, tienen que hacerlo a velocidad moderada, y siempre guardando la distancia de seguridad.
Descanso:
Los mayores de 65 años no tendrían que conducir más de hora y media sin descansar. Además, en lo posible, lo más conveniente sería realizar siempre trayectos de corta duración.
Salud:
Los achaques son mayores y más repetidos a partir de los 60 años y, por ello, hay que hacerse revisiones periódicas. En el caso de la conducción, conviene someterse a todos los exámenes médicos necesarios si se sufre alguna dolencia o disminución de facultades: vista, tensión, trastornos auditivos, diabetes, etc. Esta recomendación no debe tomarse a la ligera, ya que la mayor parte de los accidentes de las personas mayores no se debe al incumplimiento de las normas de tráfico o la temeridad, sino a la pérdida de las facultades psicomotoras.
Además, conviene vigilar la automedicación y ajustar la dosis según la edad y el estado físico.
Maniobras:
Los giros en los cruces pueden desembocar en accidentes mortales. En las intersecciones, hay que insistir al conductor mayor en que debe mirar varias veces a ambos lados de la carretera antes de proseguir y en que extreme las precauciones a la hora de girar. Se sabe que es más frecuente la colisión en un cruce con un conductor mayor cuando tiene que girar a la izquierda.
Sistemas telemáticos:
Los técnicos del Instituto Investigador del Transporte de la Universidad de Michigan han comprobado las reacciones de un grupo de personas entre 65 y 75 años ante la proliferación de dispositivos electrónicos en el automóvil. Estos conductores han sido comparados con jóvenes de entre 18 y 30 años. La principal conclusión de este trabajo es clara: los sujetos de mayor edad sometidos a examen prestaban más atención a los instrumentos telemáticos que a la propia conducción, lo que aumentaba el riesgo de sufrir un accidente. Los investigadores han descubierto que las personas de más edad tardan como mínimo un 33% más en leer un mapa electrónico mientras conducen en una simulación, que las personas jóvenes. En una prueba con un vehículo real, la diferencia se situaba entre el 40% y el 70%.
Este estudio sugiere que los servicios telemáticos que se incluyan en el automóvil deben tener en cuenta que también pueden ser utilizados por personas mayores. En este sentido, en 2012 un equipo de la Universidad de Newcastle, en el norte de Inglaterra, inventó el Granny-Nav («navegador abuelita»), con el que los conductores de edad avanzada podrán sentirse más seguros durante la conducción, y más independientes.
Modelos:
No conviene que los conductores senior tengan modelos de coche tradicionales o difíciles de conducir, sino que deben contar con dirección asistida, o con cambio de marchas automático, pedales de gran superficie y retrovisores grandes, tanto el del habitáculo como los exteriores colocados a ambos lados del vehículo. Siempre que sea posible, debería haber dispositivos automáticos para los limpiaparabrisas y el encendido y apagado de luces.
Los mayores de 80 años optan por seguir conduciendo su vehículo antes que por el transporte público, según el informe ‘Conductores Senior y Seguridad Vial’, elaborado por Liberty Seguros y RACE. Si bien es cierto que a partir de los 75 años se produce una inflexión. Hasta ese momento el primer motivo de desplazamiento con su coche era el ocio o turismo, a partir de esta edad el primer motivo son los desplazamientos por gestiones domésticas.
Aunque lo usen menos, hay veces que conviene que los mayores dejen de conducir. Para saber cuándo ha llegado el momento, se puede solicitar a un familiar o amigo de confianza que acompañe al mayor para valorar su modo de conducción. Porque hay circunstancias en que conviene transmitir a la persona mayor, por doloroso que sea, que tiene que dejar el volante por su seguridad y la de los demás. No es tarea fácil, ya que puede mermar su autoestima, pero se puede empezar poco a poco, con recomendaciones para que viaje acompañado con mayor frecuencia y para que se alterne al volante con un acompañante.
En realidad, algunos conductores senior reconocen que cuando conduce un acompañante más joven, se relajan y dejan de sufrir con una actividad que les empieza a parecer difícil e incómoda. De esta manera, el viaje suele ser más seguro y agradable.