Hidratar de forma adecuada el organismo es un hábito que debe adquirirse desde el principio de la vida, primero estimulado por los padres y, después, por uno mismo. Esto es muy importante en los ancianos, que poco a poco pierden la sensación de sed. Para contrarrestar el déficit hídrico en los mayores, hay acciones que pueden ayudar, como poner algunas gotas de limón en el agua o darles gelatina. Asimismo, para toda la población, es fundamental la hidratación durante todo el año, y no solo prestarle atención en verano, advierte en esta entrevista Alberto López Rocha, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Residencias Geriátricas (SEMER), concedida con motivo de la elaboración del primer consenso “Pautas de hidratación en la asistencia sanitaria integral”, firmado por siete sociedades científicas, entre ellas SEMER, y con el patrocinio de Solán de Cabras.
Porque el cuerpo se compone, en tres cuartas partes, de líquido, aunque en el de un niño recién nacido o un lactante llega a un 80%. Por este valor, el agua es un nutriente más para el organismo y tiene una enorme importancia, ya que si el cuerpo se queda sin agua, empieza a funcionar mal. Por este motivo, es el nutriente más acalórico que tenemos.
Como se tiene poco líquido, se resienten las funciones del cerebro, y las personas afectadas experimentan mal humor y dolores de cabeza; tienen conjuntivitis y las mucosas tienden a estar más secas; es más fácil que proliferen infecciones, ya que es posible que los gérmenes entren con mayor facilidad a los riñones que, al recibir menos líquido, no pueden realizar un buen filtrado de la sangre para eliminar las sustancias de desecho; el corazón, al no recibir la sangre suficiente, se acelera y se sufren taquicardias; y, en el tubo digestivo, la consecuencia es el estreñimiento, tanto en niños como en adultos. En estos casos, se hacen digestiones pesadas, no se absorben bien los nutrientes, los excrementos se compactan y el abdomen tiende a distenderse. Esto, incluso, es una causa de ingreso hospitalario. Cuando hay un déficit de líquidos corporales, hasta el sistema óseo se resiente: si los huesos no tienen el líquido que necesitan, se vuelven más frágiles a edades avanzadas. Por falta de líquido, el organismo funciona a marchas forzadas.
“Hay que mantener una buena hidratación todo el año, incluso en invierno, ya que la calefacción deshidrata el cuerpo”
Pueden necesitarse de 2.000 a 2.5000 cm3 de agua, es decir, dos litros y medio al día. Pero, en función de la edad, esta cantidad varía. Si es un lactante o recién nacido, las necesidades aumentan y son, en condiciones normales, de alrededor de 40 cm3 de agua por kilo de peso a diario. En una embarazada, es de 60-70 cm3/kg, porque tiene una cantidad secuestrada en su vientre, mientras que las mujeres lactantes deben incrementar su ingesta en medio litro al día, ya que eliminan 700 cm3 al día a través de la leche materna. Ahora bien, todo esto es en condiciones normales, sin realizar un ejercicio físico exagerado o un trabajo bajo el sol, factores que harían aumentar la cantidad de líquidos. Hay que tener en cuenta que los líquidos que se ingieren a través de los alimentos no son suficientes, solo alcanzan un litro al día. La diferencia, hasta llegar a la cantidad de 2,5 litros diarios o más, se debe aportar con el consumo de líquidos, infusiones o cualquier otro tipo de bebidas que no sean alcohólicas.
Sus necesidades de hidratación no son menos que las del adulto joven, que necesita más de 50cm3/kg de peso a lo largo del día. Lo que lo diferencia es que en la persona mayor el centro de sed está anulado, como parte del proceso normal de envejecimiento, y hay que instarla a que beba. Tanto los niños más pequeños como los mayores -los dos extremos de la vida- tienen mayores necesidades de líquido, porque su cuerpo puede deshidratarse de manera más fácil. En todo momento hay que ofrecerles líquido. El líquido habitual debe ser el agua, pero si lo rechazan, también se le puede añadir edulcorante o unas gotitas de limón. Y si se atragantan al beber, se les puede dar gelatinas (agua solidificada). Nada es excusa para que no beban.
Se puede averiguar con una medida muy fácil. A lo largo de 24 horas, hay que guardar la orina en un recipiente y, si la cantidad resultante es de más de medio litro, es que el organismo está hidratado de forma correcta.
“Por su valor, el agua es un nutriente más para el organismo”
Por la mañana, y siempre fuera de las comidas, hay que beber tres vasos de agua; por la tarde, otros tres vasos; y, antes de la cena, dos más. De esta forma, una persona está perfectamente hidratada. De noche, es conveniente beber bastante unas dos horas antes de la cena, para no tener que levantarse a orinar. Con esta ingesta, se puede estar bien hidratado el resto de la noche. Pero es muy importante, sobre todo en el caso de las personas mayores, que este consumo de líquidos se haga fuera de las comidas, distribuir a lo largo del día.
Porque suelen ser inapetentes y, si con la comida ingieren líquidos, su estómago se distiende, tienen saciedad precoz y comen menos.
En efecto, al levantarse con prisas y encender la luz, ocurren las caídas. Por eso es conveniente no tomar más líquidos después de la cena; si ya se han tomado antes, ya son suficiente aporte para los líquidos que necesita el organismo las 24 horas.
“Cuidar a una persona mayor significa que hay que estar muy pendiente de su higiene personal, hidratación y nutrición”
La hidratación debe ser tenida como un hábito que se adquiera desde el nacimiento. Si una persona tiene la costumbre de ingerir líquidos aunque no tenga sed, estará hidratada de manera correcta. Hay que mantener una buena hidratación todo el año, incluso en invierno, ya que la calefacción deshidrata el cuerpo. Pero, en cuanto a la edad, la madurez absoluta del sistema orgánico se alcanza alrededor de los 17 a los 18 años, mientras que el deterioro fisiológico se inicia, poco a poco, a partir de los 20 años, aunque este proceso de envejecimiento fisiológico es más acusado en una persona que en otra. Pero si al organismo se le hidrata bien y se crea la costumbre desde el nacimiento, el cuerpo permanece más tiempo acorde con su edad biológica, que no difiere de la fisiológica. Los 20 años es la edad a partir de la cual se pierden atributos hasta el final. No hay que olvidar que llegar a viejo no es sinónimo de llegar a enfermo. Se pueden tener 90 años y no sufrir enfermedad alguna, aunque el cuerpo se deteriora de manera fisiológica y se pierde visión, se tienen las articulaciones rígidas, aumenta la masa grasa y disminuye la muscular, etcétera.
Insistiría en que se preocupen por el aporte de líquidos, quieran o no. A veces, puede ser suficiente añadirles edulcorantes, espesantes naturales o darles gelatinas ya elaboradas de distintos sabores, para que no se atraganten y porque es una forma muy válida de que tomen líquidos. Cuidar a una persona mayor significa que hay que estar muy pendiente de su higiene personal, hidratación y nutrición.
A los mayores que viven solos y que no beben, les diría que se pusieran un edulcorante en los líquidos, y que a media mañana se tomaran un vaso de agua, infusiones, un caldito o una gelatina, que también les puede ayudar a ir bien de vientre. A los mayores, hoy en día lo que más les preocupa -y es lógico- es comer y evacuar bien. Si la hidratación se plantea como una ayuda para evacuar, puede que se la tomen más en serio. Si interpretan que no solo beben agua, sino una infusión para limpiar el intestino, puede que esto les ayude.
Respecto a la correcta hidratación, “más que desconocimiento, hay una falta de concienciación sobre la importancia que tiene para el organismo y en los ancianos. No debemos quedarnos tranquilos cuando una persona mayor dice que no quiere tomar líquido. Cuando pide un vaso de agua, ya ha empezado a deshidratarse“, ha dicho Alberto López Rocha. Para mejorar la concienciación de la población al respecto, se ha elaborado el consenso “Pautas de hidratación en la asistencia sanitaria integral”, coordinado por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), firmado por siete sociedades científicas y patrocinado por de Solán de Cabras.
Las siete sociedades científicas firmantes del documento son, además de SENC y SEMER, la Sociedad Española de Medicina de Familia (SEMERGEN), la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), la Sociedad Española de Nefrología (SEN) y la Asociación Española de Ciencias del Deporte. La adhesión de todas ellas al consenso implica un abordaje de la hidratación desde todos los puntos de vista: en el anciano, cuando afecta a los riñones, en la infancia, en la mujer durante el embarazo y la lactancia, entre otras.