La implantación de un balón intragástrico en el estómago es una técnica fácil y de gran ayuda para las personas que quieren perder peso. Los pacientes bajan un promedio de 22 kilos, sin tener que pasar por una intervención quirúrgica, ya que el balón se introduce a través de un endoscopio con sedación. La técnica es segura, según la experiencia del servicio de Aparato Digestivo y Endoscopia del Hospital Universitario Madrid Sanchinarro, perteneciente al grupo Hospital de Madrid. Gontrand López-Nava, jefe de este servicio, detalla los pormenores de esta técnica y las principales características de los pacientes: “Personas a quienes les sobran de 12 a 15 kilos, con cualquier tipo de obesidad”, precisa.
Es un procedimiento mediante el cual se coloca un balón en el estómago para que ocupe parte de su espacio y, de este modo, ayude a hacer dieta y a adelgazar. Se introduce con el paciente dormido, mediante una endoscopia a través de la boca, por lo que se carece de puntos y cicatrices. Una vez que está en el lugar preciso, se hincha y queda en flotación libre durante siete meses, cuando se retira. En este tiempo, el paciente tiene una sensación de saciedad precoz y menos hambre, de manera que ingiere menos comida y pierde peso.
Las personas a quienes les sobran de 12 a 15 kilos, con cualquier tipo de obesidad. Estos siete meses son muy favorables para cambiar la conducta alimentaria y las prioridades sobre los alimentos. Además del balón, el tratamiento se apoya en un equipo psicológico.
“Con el balón, el paciente tiene una sensación de saciedad precoz, ingiere menos comida y pierde peso”
Sí, también se aplica a estos pacientes que necesitan perder peso antes de una intervención quirúrgica para combatir la obesidad, como la cirugía bariátrica. Les colocamos el balón durante siete meses, luego lo cambiamos y se lo dejamos siete meses más.
El balón disponible en la actualidad aguanta este periodo de tiempo sin perder sus propiedades, frente a las primeras unidades que sólo duraban cuatro meses.
Realizamos la endoscopia con sedación intravenosa. Cuando se ha terminado el procedimiento, se cierra el goteo y el paciente se despierta sin ningún tipo de malestar.
“Es una técnica segura: con la experiencia de más de 700 pacientes, la mortalidad ha sido nula”
No, se coloca por endoscopia y, a las dos horas, el paciente puede irse a casa.
Con silicona, ya que es resistente al ácido gástrico. Es esférico, no rugoso y no es agresivo con la mucosa gástrica.
Los primeros implantes datan de los años 2002 y 2003. Llevamos más de 2.000 implantes y somos uno de los equipos que más balones ha implantado en el mundo. Estados Unidos es uno de los países donde más se ha utilizado y, en el conjunto de Europa, aunque a distinto nivel, Italia y España son líderes.
“El paciente adelgaza si, además de la técnica, sigue un tratamiento endocrino, psicológico y realiza ejercicio físico”
Hay que puntualizar que el balón intragástrico no adelgaza por sí solo, sino el hecho de que el paciente deje de comer, apoyado también por un tratamiento endocrino, psicológico y un programa de ejercicio físico. La Seguridad Social ofrece un tratamiento contra la obesidad, como las visitas a un endocrino, pero no cubre otros aspectos que también son muy importantes, como un gimnasio o un cocinero que enseñe a elaborar platos menos calóricos. Lo mismo ocurre con el balón, que es una ayuda extra que se puede adherir a nuevas pautas de alimentación que los pacientes no son capaces de mantener durante siete meses (porque pasan mucha hambre). Por eso, el 99% de los balones intragástricos se implantan en la sanidad privada. No obstante, en algunos casos concretos, estos tratamientos están cubiertos por la Seguridad Social, como en un paciente que necesita perder peso antes de someterse a un trasplante renal o a una cirugía de otra índole.
Casi la mitad de los ciudadanos necesitan bajar entre 10 y 12 kilogramos, lo que resulta complicado. El balón intragástrico es un buen método para aplicar en personas obesas de grado I o II, para que no lleguen a ser grandes obesos u obesos mórbidos en diez años. Recordemos que España lidera los datos de sobrepeso en los adolescentes y, si no se toman medidas con ellos, en diez años, en la adultez, serán grandes obesos.
“El balón ayuda sólo si se combina con dieta, cambios en la alimentación y un programa de gimnasia”
Realizamos un estudio con 714 casos, aunque hemos implantado más de 2.000 balones. Las conclusiones se publican en la revista “Obesity Surgery Journal”, en un artículo que quita ese halo que tenía esta técnica como algo más propio de la medicina estética, aunque sea porque se practica fundamentalmente en la sanidad privada. A través de los resultados, se ha podido demostrar que su colocación mejora la hipertensión arterial, la diabetes, la apnea del sueño y los dolores articulares que son, todos ellos, problemas muy comunes en los pacientes con sobrepeso.
Los resultados del estudio así lo señalan. Es sencilla y eficaz, puesto que los pacientes han perdido entre 20 y 22,3 kilos de peso. Además, es segura, ya que en más de 700 pacientes, la mortalidad ha sido nula. Es importante destacar este resultado asociado a la seguridad del paciente, ya que en España la población se ha quedado con la idea de que han fallecido personas después de practicarse cirugía contra la obesidad que, en cualquier caso, estaba relacionada con la cirurgia bariátrica.
Hemos vivido la evolución de esta técnica. Al principio, cayó en desuso porque los balones no funcionaban bien y se pensó que no era una buena opción. Pero a medida que se ha perfeccionado, este inconveniente se ha superado. Hoy tenemos dispositivos seguros que no se rompen ni se deshinchan. Las estadísticas apuntan que este efecto adverso sucede en menos de un 0,5% de los casos. En nuestro servicio, hasta el momento, no se ha tenido que retirar ningún balón intragástrico con cirugía por rotura o porque haya provocado una obstrucción intestinal.
“Debemos encontrar a pacientes que entiendan bien la técnica y que comprendan que el balón intragástrico no es mágico. Hay que hacer dieta, un cambio en la alimentación y un programa de gimnasia. Sólo en este contexto, el balón es una ayuda”, comenta Gontrand López-Nava, respecto a los próximos retos de los profesionales al realizar esta técnica. Además, asegura que los candidatos idóneos son quienes están motivados, “puesto que, en estos casos, los resultados son todavía mejores”. Por su parte, la industria también tiene que fabricar nuevos tipos de balones, que sean ajustables, se puedan hinchar más y, una vez que los pacientes se hayan acostumbrado, deshincharse de manera progresiva o que al menos duren más tiempo.
Pero el gran temor para los años venideros respecto a su aplicación es que esta técnica, que se anuncia en la televisión, se extienda a centros que no reúnan la experiencia y los requisitos de seguridad necesarios para practicarla. Personas con pocos recursos económicos podrían caer en la tentación de recurrir a estos centros sin una experiencia probada, según López-Nava. “Si esta técnica se desvirtúa y no cumple las características endoscópicas, además de todos los requisitos, pueden surgir complicaciones importantes”, advierte. Esto mismo ha sucedido con la implantación de prótesis mamarias, “que se debe hacer en centros hospitalarios y, sin embargo, se ha llegado a realizar en centros no autorizados sin los controles de calidad exigidos”, afirma.
Aboga por estar bien organizados en el futuro y ofrecer tratamientos contra la obesidad que recurran a nutricionistas, endocrinos y psicólogos, “cuyo papel es importantísimo”, en centros sanitarios que estén, añade López-Nava, “abiertos las 24 horas del día, con servicios de urgencias e, incluso, unidades de cuidados intensivos”.