Ser un apoyo al diagnóstico de las alteraciones del equilibrio. Ésta es la principal finalidad de la posturografía, pruebas que en la práctica clínica aún se aplican de forma incipiente en España, pero que tienen un gran futuro. Otorrinolaringólogos, médicos rehabilitadores y médicos del trabajo recurren a ellas para descubrir el origen de los trastornos de equilibrio de sus pacientes y planificar lo mejor posible el tratamiento rehabilitador, según explica en esta entrevista José María Baydal Bertomeu, coordinador de desarrollo de sistemas y servicios de valoración funcional del Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV).
Es una técnica que permite medir y valorar la capacidad de equilibrio que tiene un individuo. Esta medida se realiza mediante plataformas dinamométricas que posibilitan registrar el desplazamiento del centro de presiones del cuerpo, que coincide con la proyección vertical de su centro de gravedad (el punto central de la distribución del peso del cuerpo humano en el espacio).
Para las personas que tienen problemas de equilibrio, ya sea éste de origen visual, nervioso o sensorial.
“La posturografía es útil en personas que tienen problemas de equilibrio, ya sea éste de origen visual, nervioso, sensorial o locomotor”
Hay multitud de enfermedades en las que puede haber un problema de equilibrio, pero más que para tratar enfermedades, la posturografía se utilizaría para identificar patrones de rehabilitación, con un valor más preventivo. El objetivo de esta técnica es identificar patrones anómalos de equilibrio para evitar caídas. Ahora bien, ¿qué personas son susceptibles de ser valoradas con este sistema? Todas las que sufren patologías que pueden afectar a su equilibrio, como las que han sufrido un latigazo cervical por un accidente de coche, las que padecen episodios de vértigo, problemas vestibulares que afectan al equilibrio o las que sufren de mareos…
Sí, también, como las fracturas de las extremidades inferiores en fases agudas. La posturografía puede ser útil ante cualquier patología que altere el equilibrio, incluso las que afectan al aparato locomotor.
La persona se coloca de pie, sobre la plataforma, con los talones juntos, las puntas de los pies un poco separadas, formando un ángulo de 30 grados, más o menos, en postura erguida y con los brazos extendidos. Debe estar relajada y permanecer en completo silencio: no puede haber nada susceptible de alterar el equilibrio.
“Esta prueba es inocua, sólo hay que tener cuidado con las personas que tengan el equilibrio muy alterado y que no se puedan mantener de pie”
Realizamos distintas exploraciones con diferentes pruebas. Unas son las pruebas Romberg, que se basan en la alteración sensorial. Cada una altera uno de los sistemas en los que se basa el equilibrio y en los que se apoya el cuerpo humano para mantener su equilibrio. Una parte se realiza con los ojos abiertos y cerrados, con gafas de realidad virtual y se proyecta un vídeo con mucho movimiento para alterar la información visual. Y todas estas mismas pruebas se repiten con el paciente situado sobre una gomaespuma, de manera que se altera la información somatosensorial del organismo. Otra de las pruebas consiste en analizar los límites de la estabilidad del cuerpo, la base de apoyo del cuerpo.
En ellas, el paciente tiene una pantalla delante y unas dianas, y debe alcanzar cada una de las dianas para llevar el cuerpo hasta su límite de estabilidad, que varía según el sexo, la estatura (ya que las personas más altas tienen más base de apoyo) y la edad. Las dianas se colocan a una distancia apropiada, en función de los parámetros antropométricos de cada persona, que debe desplazar el cuerpo sin mover los pies hasta alcanzar cada una de las dianas. Éstas se colocan en todas las direcciones (hasta ocho) del cuerpo humano, para que la persona sometida a la prueba pueda desplazar hacia adelante la parte anterior, la posterior y las laterales (e incluyen las anterolaterales y posterolaterales).
“Un desplazamiento del centro de presiones indica que el paciente tiene un mal control postural, asociado un déficit de equilibrio y mayor riesgo de caída”
Sí, y sirve para valorar el control de los límites de la base de apoyo, en concreto el control rítmico postural del cuerpo humano. Se trata de saber cómo se consigue controlar el cuerpo. Ante una diana móvil, el sujeto debe intentar posicionar su centro de presiones sobre esta diana móvil, que se mueve en dirección mediolateral y anteroposterior.
La plataforma registra el desplazamiento del centro de presiones. Después, mediante una aplicación informática, con algoritmos matemáticos (informáticos), se calculan las variables y los parámetros cinéticos (del movimiento) que caracterizan el equilibrio. Un mayor desplazamiento del centro indica que el paciente tiene un mal control postural, que va a asociado un déficit de equilibrio y un mayor riesgo de sufrir una caída.
“En la medicina del trabajo se utiliza para evitar que una persona con problemas de equilibrio se suba a un andamio”
No nos gusta llamarlo así porque realizar el diagnóstico es función del médico especialista. Más que un diagnóstico, podemos afirmar que sirven para prestar un apoyo, para orientar por dónde se encuentra el problema de la patología de cada persona. La posturografía son pruebas que identifican el origen del déficit postural o de equilibrio.
Por norma general, los estudios de equilibrio los realizan los médicos con la especialidad de otorrinolaringología y rehabilitación, que son las especialidades con mayores conocimientos para analizar los déficits de equilibrio. La técnica en sí la aplican tanto los médicos rehabilitadores como los fisioterapeutas.
No tiene ningún límite o contraindicación. Sólo hay que tener cuidado con las personas que tengan el equilibrio muy alterado y que no se puedan mantener de pie, y utilizar un arnés de seguridad, para evitar las caídas. En los más de diez años que llevamos con estas pruebas en el IBV, no se ha caído nadie. Son pruebas inocuas.
La posturografía se utiliza en la investigación de los trastornos del equilibrio desde los años noventa del siglo pasado, pero no ha sido hasta el 2000 cuando ha empezado su auge. Hasta ese momento, los estudios de posturografía que se hacían en la clínica eran puntuales, según información de José María Baydal. Desde entonces, las pruebas de posturografía se han extendido a las clínicas de otorrinolaringología, de rehabilitación y a mutuas laborales, pero “aún tiene un gran margen de crecimiento y evolución” según Baydal.
En su opinión, “de momento es una técnica incipiente en España, a la que recurren los distintos especialistas como una herramienta para el apoyo al diagnóstico para buscar el origen del desequilibrio. Es muy interesante para orientar la rehabilitación, hacer un seguimiento y control de cómo responde el paciente y reajustar los objetivos en función de cuál sea el estado de la persona en diferentes etapas del proceso”. Se utiliza sobre todo en este campo, pero también en otros como la medicina del trabajo, por ejemplo, para evitar que una persona con problemas de equilibrio se suba a un andamio.