Las quemaduras causadas por el sol (eritemas solares) y los ahogamientos son los principales riesgos a corto plazo que tienen los niños en la playa o la piscina. En lo que va de año, ya han fallecido más de 50 personas ahogadas en España; de estas, cerca del 30% han sido menores de 18 años. La mejor forma de prevenir estos episodios durante la infancia es iniciar a los pequeños en la natación a los cuatro años. Este es uno de los consejos que la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP) ha difundido respecto a los cuidados que se deben dispensar a los niños en estos espacios, con el fin de evitar los riesgos más típicos del verano. Otro de los caballos de batalla de los pediatras es que las campañas de protección solar se tomen en serio en los menores, ya que cuando un fotoprotector es eficaz puede evitar hasta en casi el 80% de los casos el desarrollo de un cáncer de piel a largo plazo, según explica en esta entrevista Carlos Valdivia, el vicepresidente de la AEPAP.
“Los fotoprotectores son muy útiles cuando se usan bien, y reducen hasta casi un 80% el desarrollo de cáncer en la edad adulta”
Los riesgos principales de tomar el sol a corto plazo son las quemaduras solares, a las que los niños son más susceptibles que los adultos y que se pueden resolver con un fotoprotector. Hay que evitar el sol en las horas medias del día, por el riesgo que entraña de quemaduras, que resultan muy incómodas. Estos efectos nocivos son fáciles de entender. En cambio, un problema importante es que las familias no perciben el riesgo a largo plazo que supone la exposición al sol para los pequeños; sin embargo, las radiaciones ultravioletas producen envejecimiento de la piel y pueden causar cáncer de piel: melanoma, cáncer basocelular y espinocelular. El primero, aunque es menos frecuente, puede tener consecuencias importantes. Y todos los años el cáncer de piel va en aumento, a pesar de las campañas que se realizan.
Hay que ponerles gorra, gafas de sol y crema de protección solar. La población cada vez está más informada de las medidas de prevención. Sin embargo, lo que se ha comprobado es que, en paralelo, no las pone en práctica. Los estudios así lo demuestran. De hecho, la incidencia del cáncer de piel está aumentando. Las cremas con protección solar son muy eficaces, pero no son suficientes.
Los protectores solares son muy útiles cuando se usan, y reducen hasta casi un 80% el desarrollo del cáncer en la edad adulta. Pero no se utilizan tanto, porque se siguen viendo quemaduras (o eritemas solares) en las consultas de pediatría. Las quemaduras es el factor que más incide a largo plazo, junto a la exposición solar, en el desarrollo de cáncer de piel. Es lo que percibimos los pediatras de atención primaria. Nuestro papel es lograr que los padres fomenten hábitos saludables en niños y adolescentes, y que estos los adquieran de forma temprana, para que perduren toda la vida. Al igual que se les ofrece fruta o verdura, hay que ayudarles a asumir esta conducta de prevención. Lo que falla hoy en día son las campañas de fotoprotección, pero no por las herramientas que ofrecen, sino por los cánones de belleza actuales, que explicarían que aumenten los casos de cáncer de piel y las quemaduras solares en los pequeños.
“No hay que dejar a los niños nunca solos en el coche, bajo ningún concepto”
Aún se asocia estar moreno a la belleza y la salud, cuando no es así. Berlusconi les pedía directamente a sus ministeriales que fueran bien vestidos y que estuvieran morenos. Ese estereotipo existe y, por lo tanto, se difunden mensajes contradictorios. Hay que evitar estos cánones de belleza, pero son así. Las campañas de protección tendrían que implicar a alguna persona famosa, del mundo del deporte o un artista, más que a sanitarios o médicos. Mientras los cánones de belleza y de salud de las actrices y modelos se asocien a estar muy moreno, es difícil que la sociedad en su conjunto cambie y que las campañas de prevención sean relevantes.
Sí, falta una figura relevante de la sociedad que se implique en la salud a través de la televisión o de la radio, porque tendría más impacto. Tiene más efecto un famoso, que un médico año tras año transmitiendo mensajes desde su consulta y repartiendo productos específicos. Las campañas de fotoprotección infantil han fracasado: no son eficaces porque aumenta el cáncer de piel y las quemaduras en niños. Los padres tienen un papel muy importante en la adquisición de hábitos durante la infancia, son quienes directamente se los enseñan. Hasta los seis años los pequeños son muy dependientes de los padres y la protección depende de estos, pero hay que vigilar a los niños que tienen entre 7 y 12 años, porque juegan en la calle, se exponen al sol, son independientes de sus padres y abandonan los hábitos de prevención.
Los ahogamientos representan el 8% de la mortalidad infantil, sobre todo en menores de cinco años, pero también en varones adolescentes
En efecto. Las medidas de protección dependen del factor del tipo de piel y de la zona donde las personas se expongan al sol, ya que no es lo mismo el Mediterráneo que Europa, África o Ecuador, pues la altitud hace que varíe la incidencia de los rayos ultravioleta. En la infancia y la adolescencia, el riesgo de la exposición a la luz solar es más alto que en el adulto. La fotoprotección es útil, pero se debe utilizar la adecuada para cada tipo de piel: hay seis fototipos de piel, desde el 1 al 6, y las personas del 1 o 2 son las que tienen más probabilidades de sufrir quemaduras y sus consecuencias. No obstante, las quemaduras solares se pueden producir en todas las personas, tanto las de mucho riesgo, como en las de fototipo 6, de piel negra. Lo que ocurre es que en este caso se necesita una crema solar con menos graduación para conseguir una protección segura.
Hay que utilizar medidas de fotoprotección eficaces, como el uso de gafas de sol en la adolescencia, pero, sobre todo, evitar la exposición solar antes de los seis meses, porque estos productos no se pueden utilizar hasta esa edad. En el caso de los niños menores de tres años, se debe limitar la exposición solar. Pero estos casos no nos preocupan tanto porque a esa edad aún son muy dependientes de los padres y se cumplen las medidas de fotoprotección. Insisto: lo que más nos inquieta son las edades superiores, entre los 6 y los 12 años. Por su edad, el niño es más autónomo, juega en la calle y sufre más quemaduras en la piel (repetidas año tras año).
El verano es una época magnífica para que los niños se inicien en la natación, y hacerlo en torno a los 4 años es el modo más eficaz de evitar el ahogamiento. La natación antes, con los bebés, es más una forma de establecer una relación con ellos y de estimulación. Pero, cuando en realidad son conscientes y están preparados para aprender es entre los 4 y los 5 años. Además, las piscinas siempre deben estar valladas, los menores deben llevar siempre flotadores o manguitos, estar siempre acompañados por un adulto e, insisto, aprender a nadar lo antes posible.
“En los adolescentes, los ahogamientos se asocian al consumo de sustancias tóxicas con prácticas de riesgo”
En general, la mortalidad en la infancia por ahogamientos en España y en los países desarrollados es baja, aunque es inevitable que fallezcan niños por una enfermedad como el cáncer, o por accidentes, o en verano también por un golpe de calor, por un calentamiento excesivo. Los ahogamientos representan el 8% de la mortalidad infantil, sobre todo en menores de cinco años, pero también en varones adolescentes. De todas las causas de mortalidad infantil, la primera son los accidentes y, de estos, el 8% corresponde a ahogamientos. En los adolescentes, los ahogamientos no ocurren porque no sepan nadar, sino por la asociación de consumo de sustancias tóxicas (drogas y alcohol) con prácticas de riesgo. Es una edad peligrosa para todo tipo de accidentes, y suelen fallecer por conductas de riesgo asociadas al consumo de estas sustancias.
No solo se previene con darles agua. Además, no hay que dejar a los niños nunca solos en el coche, bajo ningún concepto, porque la temperatura en el interior puede llegar a triplicarse y entonces, pueden sufrir un golpe de calor, por falta de hidratación y sobrecalentamiento del sistema nervioso central. Si los padres van a realizar un recado, han de pensar que se pueden alargar, y si los niños permanecen en el coche bajo el sol, el resultado puede ser dramático.
Insisto en que aprovechen el verano para que su hijo aprenda a nadar. Se pone énfasis en que estudien y en ponerles tareas durante las vacaciones, cuando deberían jugar más y, sobre todo, aprender a nadar. De esta forma, también se promueve el ejercicio físico, en vez de estar prisioneros de las tareas del colegio, el inglés o la música.
Realizar una técnica adecuada de fotoprotección es tan importante como elegir el factor de protección adecuado, en función del fototipo de piel de cada persona (que varía de 1 a 6, de más claro a más moreno). Para ello, “hay que aplicar el producto unos 20 o 30 minutos antes de exponerse al sol y, además, ser generoso (alrededor de 2gr/cm3 de piel) y hacerlo en todas las zonas de la piel: cara, cuello, orejas, nuca, incluidos los labios, que también pueden constituir un problema a largo plazo. Y, como norma general, debe reaplicarse cada dos horas, tanto si la persona se ha bañado como si no lo ha hecho, aunque el protector solar sea water resistant o waterproof“, explica Carlos Valdivia.
En especial, deben aplicárselo más “las personas que practican deporte, o van a la playa de forma continua, y están más expuestas al sol. Además, la fotoprotección debe utilizarse muy bien durante todo el año, aunque en verano sea la época en la que los rayos del sol inciden más y pueden causar más daño”, advierte Valdivia.