¿Por qué algunas personas caen en un pesado sopor si toman algún tranquilizante mientras que otras parecen necesitar dosis extras para dormir solo unas pocas horas? Una de las respuestas a esta pregunta radica en la distinta sensibilidad a los fármacos que tiene cada individuo. La ciencia que estudia estas diferencias es la farmacogenética y su objetivo es lograr fármacos más eficientes, específicos para un determinado perfil genético. Es el camino a los tratamientos “a la carta”.
Un estudio reciente, realizado por la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEHF), demuestra que hasta un 85% de la respuesta ante un medicamento puede explicarse por factores genéticos. Según Azucena Aldaz, coordinadora del grupo de farmacocinética y farmacogenética de esta sociedad científica, «esta implicación genética es importantísima para poder distinguir grupos en la población con diferentes patrones genéticos y poder aplicar a cada uno el fármaco más apropiado para tratar la misma enfermedad». A su vez, permitiría optimizar las dosis y minimizar los efectos secundarios.
¿Pero por qué hay grupos de población que tienen una reacción diferente a un mismo fármaco? La respuesta está en unas regiones concretas del genoma conocidas como «polimorfismos de un solo nucleótido» o SNP. Son zonas del ADN que, por algún motivo aún desconocido, mutan con más frecuencia que otras. Esto hace que en el conjunto de los ciudadanos se registre una gran variabilidad en estas regiones.
Cada vez que se desarrolla una mutación en un SNP, surge una nueva línea de descendencia portadora, de modo que a largo plazo se detectan regiones en el ADN muy diferentes entre distintas personas. A la vez, también se aprecian otras zonas muy conservadas, es decir, comunes a todos los humanos. El objeto de estudio de la farmacogenética son las regiones variables, donde intenta determinar qué fármaco es el correspondiente a un determinado SNP de un grupo de individuos.
La farmacogenética
Un 30% de los pacientes tratados con fármacos no responden de manera correcta
Los SNP son regiones de interés farmacogenético porque codifican o regulan la expresión de componentes del metabolismo, sobre todo, enzimas y proteínas de transporte. Esto significa que el metabolismo celular y unas determinadas concentraciones proteicas en las células de diferentes individuos varían. Por este motivo, éstas también reaccionan de modo diferente a un determinado fármaco.
Estas variaciones serán de especial interés en el diseño de fármacos antitumorales, de medicamentos que inhiben el sistema inmune y otros que actúan sobre el sistema nervioso central. No obstante, el objetivo y la visión de futuro de la farmacogenética es poder aplicar sus conocimientos en todos los ámbitos de la salud humana para desarrollar nuevas tecnologías que acerquen cada día más a la medicina individualizada.
A menudo, estos conceptos genéticos quedan fuera del alcance de la población general e, incluso, tampoco el personal médico los utiliza mucho, ya que su aplicación directa es todavía poco clara. Para cambiar esta tendencia, recientemente se ha publicado «Farmacogénetica: una realidad clínica», dirigido por José Luis Poveda, jefe de Servicio de Farmacia del Hospital Universitario La Fe, en Valencia. Su objetivo es estrechar la relación entre los médicos y esta ciencia.
Aunque un 85% de la susceptibilidad ante un fármaco puede explicarse por la genética, se desconoce hasta qué punto es determinante esta implicación. En algunos casos, se utilizan fármacos inapropiados para el tratamiento de enfermedades graves en pacientes de todo el mundo. Según Julio Benítez, catedrático de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Extremadura, hasta un 30% de los pacientes tratados con fármacos no responden de manera correcta.
Este hecho supone un grave problema tanto para el paciente como para la sociedad. Para el enfermo, porque además de no recibir el tratamiento adecuado para su patología, puede experimentar efectos indeseados. Para la sociedad, por el coste económico que conlleva, ya que no se optimiza el uso del medicamento. En un estudio realizado en EE.UU., se calculó que cada año se hospitaliza a cerca de 1,8 millones de pacientes en este país por problemas relacionados con los fármacos y se asocia a 100.000 muertes anuales.
En España, los números también son considerables: se estima que el correcto uso de los fármacos prevendría 4.000 muertes anuales, la misma cifra que las muertes provocadas por accidentes de tráfico. Además, supondría un ahorro de más de 80.000 ingresos hospitalarios. En esta línea, la farmacogenética procura conocer a fondo el perfil genético del paciente, con el objetivo de evitar rechazos, incompatibilidades, sobredosis y efectos secundarios. El diseño y desarrollo de fármacos distintos para cada persona, en función de su ADN, es un paso más en la medicina “a la carta”. Con esta estrategia se conseguirían medicamentos mucho más eficientes y, a largo plazo, más rentables.