Los cuatro problemas más habituales de salud visual de las personas mayores son las cataratas, el glaucoma, la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y la retinopatía diabética. Estas enfermedades se pueden tratar con éxito cuando se diagnostican al inicio y, al contrario, conducir a la ceguera en los casos más extremos de descuido. Si se tienen en cuenta todos estos problemas visuales, además de la presbicia o vista cansada, se estima que entre el 60% y el 80% de los ancianos tienen una mala salud visual, con el agravante de que muchos lo ignoran y tardan en acudir al oftalmólogo o al optometrista. Muchos se resignan a ver mal y piensan que es normal, debido a la edad, hasta el punto de que un 20% llevan gafas mal graduadas o no funcionales y renuncian a actualizar su graduación. Pero un pobre cuidado de la salud visual expone a sufrir caídas y accidentes graves, al no ver bien los obstáculos, y a perder la vista. De esta situación y de la campaña impulsada por la Fundación de Salud Visual y la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), bajo el lema “Cuida tus ojos. Evita MAYORES problemas”, habla en esta entrevista Juan Carlos Martínez Moral, presidente de la Fundación Salud Visual y decano del Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas.
Alrededor del 60% de la población tiene presbicia o vista cansada a partir de los 40 años, que es cuando empiezan a fallar los mecanismos internos de los ojos para ver, y necesitan una ayuda visual. Además de este problema que afecta a la mayoría, también están la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo, aunque no son enfermedades sino defectos de refracción. Pero lo importante es que hay diversas patologías cuyo progreso está unido a la edad, como las cataratas, que afectan al partir de los 60 años a más del 20% de la población y, a partir de los 85 años, al 40%. También figuran: la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), que afecta al 0,2% de la población de más de 65 años, debido a la cual se pierde la visión central, de forma que una persona que esté frente a una cara no ve el rostro, pero sí los hombros y el pecho de la persona que tiene enfrente; el glaucoma, un problema con el que aumenta la tensión dentro del ojo que presiona el nervio óptico; y, por último, la retinopatía diabética, que padece el 30% de las personas diabéticas en algún grado.
“La edad no es un obstáculo para tener calidad de vida”
En conjunto, si se hace un análisis por grupos y se tienen en cuenta todos estos datos, se puede afirmar que entre el 60% y el 80% de las personas mayores tienen algún problema de visión.
La razón principal de esta campaña -aunque en 2013 la Fundación de Salud Visual también lanzará otra centrada en la salud visual infantil- es haber dedicado la primera semana de la salud visual a los mayores, a las enfermedades oculares relacionadas con el envejecimiento y a la prevención de todas ellas, con el fin de animarles a que acudan a un establecimiento sanitario óptico, un centro residencial, un centro de día o un servicio de geriatría y, allí, se hagan una revisión para conseguir detectar estas enfermedades en estadios muy tempranos, porque tiene múltiples ventajas.
“A los 75 años se pueden corregir, mejorar y evitar los problemas de la vista”
Detectar una de estas enfermedades en un estadio primario aporta ventajas para la calidad de vida del paciente. En el glaucoma, la visión perdida no se puede recuperar y, por ello, lo más importante es llegar a detectarla temprano. En estos casos, la medicina tiene por objetivo mantener la visión que queda y esto ya es una forma de preservar la calidad de vida de los mayores. Por eso, nuestro objetivo es prevenir los problemas que afectan a los individuos con la edad.
Muchas personas con problemas de salud visual se los achacan a la edad y no piensan que se puedan mejorar o evitar. Aunque también le ocurre a la población general, sobre todo en los servicios de geriatría se atienden casos de caídas relacionados con la mala visión, al no haber advertido un obstáculo. La pregunta tiene un encaje muy bueno, porque se debe convencer a la población para que reaccione y piense que por ser mayor no se deben tener problemas de la vista. También a los 75 años se pueden corregir, mejorar y evitar.
“En los servicios de geriatría se atienden casos de caídas relacionados con una mala visión”
Exacto. Ese es un lema cierto. Es obvio que, por ser mayor, se producen cambios. Pero se puede mantener la calidad de vida durante toda la existencia. Así, cuando una persona mayor sufre un ictus, también tiene que evitar que este problema vaya a más. Algunas personas se resignan a una baja visión y vienen a la consulta preguntando: “¿Para qué quiero mejorar mi visión?”. Les contesto: “Mire usted, para jugar a las cartas con los amigos”. Y eso les hace felices. Cuando se les corrige la baja visión, sienten la misma alegría que un niño de un país en desarrollo, con pocos recursos, al que se le ponen unas gafas y descubre el mundo que hasta entonces no había visto. La edad no es un obstáculo para tener calidad de vida.
La visión siempre es comparativa. Cuando están dos personas juntas puede que una le diga a la otra: “¡Qué bonito valle, veo un puente al fondo!”. Pero puede que la otra le replique: “Yo no lo veo”; porque tiene un defecto refractivo como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo. Lo aconsejable es hacerse una revisión anual con un especialista como el optometrista o el oftalmólogo, sobre todo al llegar a la frontera de los 40 años, cuando comienzan a surgir los problemas de visión a distancia y es conveniente acudir a esa reconocimiento anual.
“Las lentes de contacto son una posible corrección visual que no se ve y que se pueden utilizar a cualquier edad”
Sí, entre otras razones por la previsión a hacer gastos. Es muy típico en las personas mayores oír en la consulta que no quieren venir porque cada vez que lo hacen les aumentan la graduación y esto implica gastarse dinero. Así que muchas personas no acuden por su condición económica; tardan dos o tres años en graduarse las gafas y actualizar su graduación cuando, como norma, una revisión anual general es lo recomendable.
Sí, es evidente que este es un componente psicológico que también influye en los mayores y más en las mujeres que en los hombres, aunque ahora también hay hombres que no quieren llevar gafas por esta razón, a pesar de ver mal. Las lentes de contacto son una posible corrección visual que no se ve y que se pueden utilizar a cualquier edad, de la misma forma que a los 20 o los 30 años. Ahora ya apenas se ve a gente por la calle, como grandes miopes, con cristales gruesos. El porcentaje es anecdótico, porque se tiende a usar las lentes de contacto y no se perciben. También hay que decir que algunas personas prefieren emplear las gafas porque sostienen que reafirma su personalidad, que es otra cuestión psicológica.
“La población es reacia a la cirugía, por miedo a la intervención, al quirófano y a la anestesia”
Sí, también la cirugía es otra solución, pero el problema de la cirugía es que causa recidivas. La población es reacia a la cirugía ocular, por un miedo atávico que hay hacia las intervenciones quirúrgicas, al quirófano y a la anestesia, aunque sea local. Por eso, las lentes de contacto suelen aceptarse más.
La mayoría no. En el entorno familiar del padre o abuelo suelen estar pendiente y, cuando se dan cuenta de que no ve bien, es raro que no lo remitan a una revisión. No obstante, siempre hay casos de personas que se van callando y que no suelen ir al médico por miedo a un análisis de sangre o a unos resultados, pero que tienen esta actitud en general. Entre las personas que no acuden por vergüenza o por miedo, habrá casos que no lleguen a tiempo para evitar la ceguera, si tienen una mala visión por culpa de la dejadez.
La Fundación Salud Visual y la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) iniciaron la distribución de trípticos, a partir de la Semana de Salud Visual, celebrada del 10 al 16 de diciembre, Día de Santa Lucía, patrona de la vista. En ellos, se exponen los siguientes consejos para mantener una buena salud visual:
- Realizar una revisión anual de la visión, para detectar de manera precoz problemas visuales que a menudo no dan síntomas y aprovechar para actualizar las dioptrías de las lentes.
- Utilizar gafas de sol con protección del 100% frente a rayos ultravioleta A y B, porque la exposición al sol se ha relacionado con el desarrollo de cataratas y de DMAE.
- Proteger los ojos de rasguños que puedan provocar cicatrices que dañen la visión, mediante gafas al trabajar con herramientas o practicar deportes de contacto, entre otras actividades.
- Vigilar la presión intraocular (PIO), que entraña riesgo de glaucoma y de perder la visión.
- No fumar, puesto que en diversos estudios se ha relacionado el tabaco con las cataratas y la DMAE.
- Acudir a las revisiones médicas habituales, además de las visuales, donde el médico puede aconsejar medidas para controlar el colesterol, el peso y la diabetes, lo que puede ayudar a controlar las enfermedades oculares que ya se tengan.
- Practicar ejercicio con regularidad para controlar la hipertensión, el peso y la diabetes, lo que influye en la salud general y en la de los ojos.
- Mantener una dieta equilibrada basada en frutas, verduras y pescado, porque los alimentos ricos en carotenos, ácidos grasos Omega 3 y vitaminas A, B2, C, E y zinc previenen el desarrollo de enfermedades de los ojos asociadas a la edad como la DMAE y el glaucoma.