La rabia es sin duda una de las enfermedades más antiguas de la historia. Causó ya innumerables muertes en la antigüedad, y no fue hasta 1885 cuando Pasteur descubrió la vacuna para prevenir la enfermedad. Y todo después de sugerir que, al contrario de lo que pensaba la mayoría, su agente etiológico no era una bacteria, sino un virus. Más de un siglo después, sin embargo, la rabia sigue siendo incurable y provoca la muerte a más de 55.000 personas al año si no se trata de forma urgente. Y no son los países del primer mundo los más afectados. Zonas en desarrollo son las principales víctimas de esta histórica zoonosis.
Imagen: Nir Nussbaum
La rabia es aún una enfermedad incurable, por lo que el mejor remedio es la prevención mediante vacunas, que en la actualidad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), provocan la producción de anticuerpos en prácticamente la totalidad de los vacunados (99%). Es una zoonosis transmitida por un virus neurotrópico y que se ha hallado en la saliva y en las secreciones de los animales infectados. La transmisión a humanos, que sobre todo ocurre en niños y niñas menores de 15 años, sólo es posible mediante contacto directo con estos animales. El perro, máxime el que se encuentra abandonado, se ha convertido en el principal transmisor de esta enfermedad que provoca la muerte si no se trata con urgencia.
También las ratas, cierto ganado o los murciélagos en zonas de selva son transmisores tradicionales. Los primeros síntomas se caracterizan por fiebre, malestar general y ansiedad. Entre dos y diez días después aparecen signos neurológicos que van desde hiperactividad a parálisis, con agitación, hiperventilación, hipersalivación y convulsiones. Si no se proporciona la asistencia sanitaria adecuada, el paciente cae en coma y fallece por parada cardiorrespiratoria.
Vacunación animal, la mejor prevención
El mejor método para reducir los casos de rabia animal y, en consecuencia, humana, es la vacunación de animales. De nuevo, atacar el problema desde el origen tiene consecuencias favorables. La red «Rabnet» , base de datos sobre rabia elaborada por la OMS, muestra mapas de 2003 en los que EE.UU., junto con América Latina, Asia y África, destaca por la presencia de casos de rabia. Durante décadas, numerosas campañas de vacunación animal en el país norteamericano han permitido disminuir los casos globales de la enfermedad y, consecuentemente, los fallecimientos por su causa. Por este motivo, desde 2007 ha sido declarado país libre de rabia.
Aunque hay casos muy puntuales, España está libre de rabia desde el año 1975
Con motivo de la creación del Día Mundial contra la Rabia, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estadounidenses (CDC) declararon formalmente la nueva situación en este país. «La eliminación de la rabia canina en EE.UU. representa uno de los logros más importantes de la salud pública en los últimos 50 años», decía Charles Rupprecht, jefe del programa de los CDC contra la rabia. El mismo Rupprecht añadía que, sin embargo, todavía queda mucho por hacer para prevenir y controlar la enfermedad en el mundo.
Países más afectados
Colombia es un claro ejemplo de lo mucho que queda por hacer. La rabia es allí, entre 200 patologías transmitidas tanto por animales salvajes como domésticos, la primera zoonosis que más afecta a sus habitantes, según datos hechos públicos en el primer Congreso Colombiano de Zoonosis. Andrea Vicari, representante en Colombia de la OMS, recuerda que si bien «en los últimos años se han reducido muchos los casos de rabia, las enfermedades son emergentes». Por tanto, llama a la medicina preventiva como mejor método para disminuir las muertes por esta enfermedad: «Es importante la vacunación, desparasitación y alimentación correcta, y también un nivel de esterilización para evitar que esto se vuelva en un factor de riesgo para la población humana», añade.
En el ámbito del tratamiento humano, las cosas son parecidas. En los países desarrollados la enfermedad parece más o menos controlada, situación que no se da en los países en desarrollo por la falta de vacunas, que son escasas y caras. Asia es la que sale peor parada, con unas 30.000 muertes anuales de las 55.000 aproximadas totales. Sea como sea, las vacunas disponibles en la actualidad para pueden ser de tres tipos: de tejido nervioso, de embrión de pollo y de cultivos celulares.
Las más utilizadas son las preparadas sobre cultivos celulares y de embrión de pollo, mientras que las derivadas de tejido nervioso ya no se utilizan. En España, la vacuna disponible es la HDCV («Human Diploide Cell Vaccine»). Es una vacuna de cultivos celulares administrada por vía intramuscular. Las ventajas de esta vacuna es que está libre de proteínas heterólogas, induce una elevada inmunidad, presenta una muy buena eficacia y está libre de reacciones alérgicas importantes. Sin embargo, es muy cara.
Europa, libre de pandemia
En la actualidad, hay varios países europeos que se consideran libres de rabia: Bélgica, España, Finlandia, Francia, Grecia, Islandia, Japón, Noruega, Portugal, Reino Unido, Suecia y Suiza. Los últimos casos de rabia en nuestro país se dieron en los años 60 y, de nuevo, el control de la zoonosis se relacionó con el control de los perros mediante censado y vacunación obligatoria. Esta campaña permitió a España estar libre de rabia a partir de 1975, a pesar de algunos casos muy localizados en Melilla (2002), donde se detectaron cinco casos de rabia en perros y un caso en un caballo. En Murcia, en el mismo año, se detectó rabia en un murciélago. En ninguno de los casos hubo transmisión a humanos.
Precisamente la rabia en los murciélagos se ha incrementado en Europa, concretamente a partir de los años 80. Fue este animal quien, tras 100 años del último caso en humanos en el Reino Unido, transmitió la rabia en 2002 a un naturista que trabajaba con estos animales, que terminó falleciendo.
Además, las regiones de Europa que se consideran libres de rabia según criterios de la Organización Mundial de Salud Animal (OIE) se enfrentan en la actualidad a introducciones ilegales de animales exóticos potencialmente infectados. Este aspecto fuerza la necesidad de vigilancia continuada y del estricto cumplimiento de las medidas de control de la Unión Europea. Asimismo, y probablemente por la costumbre de vivir en un país sin rabia, los viajeros europeos hacia áreas endémicas deberían ser conscientes del peligro de contraer esta enfermedad y, por tanto, tomar medidas de precaución.
Imagen: NCBILa rabia es una enfermedad letal si no se trata de forma urgente. La llegada de las vacunas a países en desarrollo acostumbra a ser difícil, y la falta de recursos sitúa a esta enfermedad, como a muchas otras pandemias ya controladas en países desarrollados, en los primeros puestos de las estadísticas de muerte. En junio de 2008, la llamada Alianza Global para las Vacunas y la Inmunización (GAVI Alliance) aprobó una nueva estrategia de vacunación con el objetivo de dar prioridad a las enfermedades letales, entre las cuales se encuentra la rabia, junto con el cáncer de cuello de útero (vacuna contra el virus del papiloma humano), el cólera, el tifus, la meningitis A, la encefalitis japonesa y la rubéola.
“GAVI Alliance nació en el año 2000 y desde entonces ha incrementado el acceso a la inmunización para 176 millones de niños y niñas, con el resultado de 2,9 millones de vidas salvadas”, asegura Julian Lob-Levyt, secretario ejecutivo de la organización. Añade que, no obstante, aún existen demasiadas enfermedades que matan, entre ellas el cáncer cervical, que afecta a 500.000 mujeres cada año y provoca más de 250.000 muertes, casi todas ellas en países pobres.