Ante la decisión de emprender un viaje, el mareo, o cinetosis, determina en más de una ocasión el destino final, según el transporte que se requiera. Este trastorno, que de manera habitual se acompaña de náuseas, malestar general e, incluso, vómitos, se debe a una pérdida de equilibrio provocada por el movimiento externo. Aunque son muchos los productos farmacéuticos destinados a evitar esta situación (chicles, pastillas, parches…) no todos garantizan su eficacia. Los médicos aconsejan medidas como no comer en exceso antes de iniciar el viaje, no leer y evitar las altas temperaturas, entre otras.
Las causas del mareo
Está comprobado que la mayoría de los pasajeros que viajan en un barco que navega con marejada se marean y tienen ganas de vomitar, en caso de no estar preparados o entrenados para ello. Es lo que, en términos médicos, se conoce como “cinetosis” y está causado por la falta de coordinación en la información que recibe el órgano del equilibrio desde sus diferentes fuentes: la vista, el oído y el sistema osteomuscular. El cerebro percibe el movimiento a través de las señales del oído interno, los ojos, los músculos y las articulaciones. Cuando estas señales no coinciden, es posible sentir el mareo. En el caso de un barco, el oído interno percibe el movimiento, pero los ojos no. Esto causa una pérdida de orientación y equilibrio.
El jefe del servicio de Otorrinolaringología del hospital de Txagorritxu de Vitoria, Enrique Rodríguez, explica la razón de esta sensación cuando se viaja en diferentes medios de transporte: “En el oído interno están los líquidos de los canales laberínticos, que se conoce como laberinto. Es una estructura anatómica que mantiene el equilibrio en el ser humano. Cuando hay un movimiento, esos líquidos también se mueven y provocan el mareo”.
La cinetosis mantenida puede provocar hipotensión arterial y deshidratación, además de agravar el estado de personas con otras enfermedades
Esa sensación comienza siempre con los mismos síntomas: palidez, sudoración, salivación, náuseas, fatiga, aerofagia, vértigo, vómito, debilidad o somnolencia, nerviosismo, aprensión u otras alteraciones. Algunas personas sufren todos ellos a la vez y otras, solo alguno de forma aislada. Pero, ¿por qué en las mismas circunstancias unos se marean mucho y otros no se alteran en absoluto? Depende de la sensibilidad de cada individuo, que es muy variable. Los estímulos visuales (el horizonte en movimiento), la mala ventilación y factores emocionales (ansiedad) actúan junto con el movimiento y precipitan un episodio.
“Es evidente que algunas personas son más susceptibles porque en el tema del equilibrio hay un elemento congénito muy importante, puesto que hay un aprendizaje infantil. Desde pequeños se aprende a integrar y asimilar cómo llega al órgano del equilibrio la información de cada fuente en cada momento”, comenta Antón Digón, neurólogo del hospital Santiago de Vitoria.
Los enfermos del oído también tienen más sensibilidad. Según explica el especialista en otorrinolaringología, “la tolerancia depende de la persona, aunque esté sana. Ocurre lo mismo que con los problemas de estómago: hay quien puede comer de todo y a quien todo le sienta mal. En cuanto al mareo, hay personas que lo sufren con mayor frecuencia porque tienen una sensibilidad aumentada en el laberinto”.
Se debe tener en cuenta que una situación de cinetosis mantenida puede provocar hipotensión arterial, deshidratación, inanición y depresión, además de agravar el estado de personas con otras enfermedades.
Factores que influyen en el mareo
La edad es un factor importante en el mareo. “A partir de los primeros años de vida y en la edad adulta, las células son más sensibles. Por eso los mayores y los niños son quienes más se marean”, apunta Enrique Rodríguez, del servicio de Otorrinolaringología del hospital de Txagorritxu (Vitoria). Sin embargo, los recién nacidos y los niños menores de dos años no sufren este problema. Es a partir de esa edad cuando aumenta la sensibilidad de forma progresiva. Por eso los niños se marean más que los adultos. “En estos, el problema se reduce poco a poco, hasta que vuelve a incrementarse en la vejez”, según constata el neurólogo Antón Digón, del hospital vitoriense Santiago.
El mareo también se da con videojuegos o con simuladores de vuelo, por la cantidad de información visual con movimiento
La creencia popular destaca que las mujeres se marean más que los hombres durante los viajes pero, según Rodríguez, no hay disponible ningún estudio que lo demuestre, si bien es cierto que durante determinados períodos hormonales, como la menstruación o el embarazo, “baja la capacidad sensorial de la mujer y ello provoca que se maree con mayor facilidad”.
Puesto que el movimiento es el culpable principal, el barco es uno de los medios de transporte donde más posibilidades se tienen de sufrir mareo, seguido del coche, autobús y, por último, el avión. Pero también se puede sufrir este problema en otras situaciones, como señala Rodríguez: “Muchas personas se marean en atracciones, sobre todo en la noria. En el coche o autobús aumenta la probabilidad si se circula por una carretera sinuosa o si los automóviles tienen más suspensión. Pero también se dan estas situaciones en jugadores de videojuegos o con simuladores de vuelo, debido a que reciben información visual con mucho movimiento”.
Tratamientos farmacológicos y remedios caseros
Para los casos más graves en los que no basta con seguir estos consejos, se recomiendan diferentes fármacos muy eficaces contra el mareo. Según Pilar Gascón, miembro del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, los más efectivos son los antieméticos o antivertiginosos. El principio activo estrella es el dimenhidrinato, muy útil para prevenir los síntomas del mareo. Pero para que sean efectivos se deben tomar de forma correcta y, en ocasiones, por descuido, no se toman con suficiente antelación.
Estos fármacos se pueden encontrar en forma de comprimidos o en chicles. Los comprimidos se deben tomar media hora antes del viaje y los chicles entre media hora y una hora antes. Se recomienda masticarlos de manera lenta para que el principio activo se disuelva de forma idónea. “Si el viaje es muy largo, será necesario tomar otra dosis al cabo de 3 o 4 horas”, añade esta experta. Los menores de dos años no pueden tomar estos medicamentos y a partir de esa edad hay preparados con las dosis adecuadas para ellos. Las mujeres embarazadas deben tomarlo con mucha precaución y es mejor que pregunten a su médico porque puede ser perjudiciales según en qué mes de embarazo estén.
El dimenhidrinato y otros utilizados de forma habitual, como la cinarizina o tietilperazina, provocan somnolencia. A algunos afectados, dormir durante el trayecto puede ayudarles a pasar mejor el rato, aunque a otros, el sueño puede resultarles más molesto aún. En este caso, según una última revisión realizada por Isabel Morales de Álava, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), en 2010, puede emplearse un antiemético en combinación con cafeína. Por este mismo efecto de letargo, deben evitar su uso los conductores y nunca deben mezclarse con alcohol.
A pesar de que estos medicamentos pueden adquirirse en la farmacia sin receta médica, se debe consultar con el médico, sobre todo, cuando se sufre alguna enfermedad grave o crónica. La especialista de la CUN, insiste en que no deberían tomar este tipo de fármacos los pacientes con adenoma de próstata, glaucoma en ángulo cerrado, enfermedades obstructivas intestinales o urinarias o con trastornos del ritmo cardiaco.
Remedios y sugestión
Si se sufre alguna enfermedad grave o crónica, se debe consultar con el médico antes de tomar algún medicamento
Al margen de la farmacología, hay una gran variedad de métodos caseros que ayudan a reducir el trastorno del mareo, aunque Rodríguez considera que no tienen validez científica, más bien psicológica. “La medicina está basada en la evidencia y para que un fármaco o remedio tenga validez, hay que demostrar una serie de parámetros científicos. Sin embargo, en el tema del mareo la sugestión es muy importante, al igual que ocurre con los productos para que crezca el pelo o para adelgazar. Cuando uno cree mucho en algo, la sugestión es muy fuerte, pero en la vertiente científica no tiene ningún valor”, indica.
Los remedios caseros son variados y, aunque no cuentan con ningún reconocimiento médico, tampoco tienen ninguna contraindicación ni riesgo: poner hojas de menta en el coche, tomar una cucharada de perejil fresco trinchado una hora antes de salir de viaje, tomar un cucharada de miel 20 minutos antes y otra al subir al coche o, incluso, ponerse un garbanzo o una tirita en la tripa durante el viaje. “Conozco personas a las que alguno de estos remedios caseros les ha ido bien. Por probar no pasa nada, puede ser que un día funcione y otro no, pero lo que no tiene ningún sentido es lo del garbanzo o la tirita”, señala Gascón.
La farmacéutica catalana opina que la parte psicológica de la persona que se marea de manera usual tiene un peso importante. “En algunos casos, el mareo se produce por sugestión psicológica, pero suele darse en personas que se marean de forma repetitiva, así que es difícil saber cuál es la verdadera causa. También hay afectados que prueban todo tipo de remedios que, aunque no sean rigurosos, puede hacerles efecto por la propia sugestión y el convencimiento de que va a funcionar”, aclara.
Por último, los especialistas consultados hacen referencia a algunos productos alternativos a los medicamentos que podrían tener cierta eficacia para remitir algunos de los síntomas del mareo. El Emetrol, una solución de fructosa, glucosa y ácido fosfórico que reduce el tono de la musculatura y retarda el vaciado del estómago. Aunque no se ha comprobado su eficacia contra el mareo, puede estar indicado para conductores porque no causa somnolencia. El jengibre es una planta medicinal que, por su acción en el tracto intestinal, puede inhibir la sensación de vómito, pero tampoco se dispone de estudios rigurosos que demuestren su efectividad. Por último, las pulseras presoras, que aplican presión en un punto de la parte interna de la muñeca, correspondiente a un punto de acupuntura. Está indicado para embarazadas y conductores, aunque no hay evidencias científicas de su eficacia.