Mosquitos, abejas, arañas… Sufrir picaduras de alguno de estos insectos es muy habitual con la llegada del buen tiempo, cuando se pasan más horas al aire libre, se va de acampada o se organiza un picnic en el parque. Estas mordeduras provocan molestias que pueden ser leves o graves, si el afectado es alérgico a su veneno. Este artículo describe las picaduras de los distintos artrópodos terrestres que acechan con el aumento de las temperaturas, explica qué medidas se pueden llevar a cabo para prevenirlas y señala cómo se pueden minimizar sus efectos.
Con las condiciones de temperatura y humedad de la primavera y el verano, empiezan a proliferar pequeños animales en nuestro ambiente natural. Su diversidad es enorme: chinches, abejorros, mosquitos, avispas, arañas, pulgas, orugas… Y sus picaduras, una auténtica molestia por su dolor o picor irresistible. Incluso en algunas personas puede afectar a su salud, como sucede con los alérgicos al veneno de avispas y abejas, que les pueden provocar una reacción alérgica grave.
Picaduras y mordeduras: cada animal con su lesión
En el documento de los protocolos diagnóstico-terapéuticos de Urgencias Pediátricas de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría (SEUP) y la Asociación Española de Pediatría (AEP), se recogen cuáles son los síntomas más comunes de las picaduras o mordeduras que producen los artrópodos terrestres más habituales en nuestro entorno, como insectos, arácnidos o miriápodos, como la escolopendra.
- Dentro del grupo de los insectos, están los mosquitos. Provocan habones o pápulas (mancha elevada sobre la piel) con enrojecimiento e hinchazón que puede durar desde horas a días; su principal característica es que producen un picor extremo.
- Los himenópteros (avispas y abejas) también originan habón con enrojecimiento, inflamación y picor, pero es más doloroso que el que hace la picadura del mosquito. En algunas personas, la inflamación aumenta poco a poco durante las horas siguientes. Ante una picadura de abeja hay que ser cuidadoso al retirar el aguijón, puesto que en su extremo está el saco con el veneno, que hay que evitar que se rompa. La avispa no deja el aguijón clavado.
- Otros insectos son los chinches, que practican diversas picaduras en zigzag y sus lesiones van desde pápulas de color rojizo hasta una urticaria intensa, y las pulgas, que también pican muchas veces, en fila o en grupo, y las lesiones que ocasionan son en forma de ronchas con un picor que surge de inmediato.
- Dentro de los arácnidos más comunes está la garrapata, que se queda clavada a la piel y se caracteriza por hincharse de forma progresiva según chupa sangre de su huésped. Otras veces, la primera señal de picadura es la aparición de una costra negra en la piel (úlcera necrótica), ya que la pápula puede pasar desapercibida y no provocar ninguna molestia. Las arañas producen una mancha roja con dos pequeños puntos centrales y, a veces, con vesículas llenas de líquido seroso en su interior. La lesión resultante puede tener una cicatrización lenta. A pesar de que la composición de su veneno varía según la especie, en España son poco peligrosas.
- Por último, está el grupo de los miriápodos, como el ciempiés, la escolopendra y el milpiés. Sus mordeduras son dolorosas, con dos punciones sanguinolentas -producidas por sus potentes mandíbulas- que provocan hinchazón local y un dolor muy intenso, tanto que a veces requiere de tratamiento con analgésicos e infiltración con anestésico local, además de antihistamínicos y corticoides.
Cómo prevenir las picaduras de insectos
Ante la posibilidad de picadura de insectos, lo mejor, siempre, es prevenir. Y esto se consigue con unas sencillas medidas:
- Protegerse con repelentes y vestir con ropa de manga larga, pantalones largos y calcetines, de color claro. Hay que tener la precaución de aplicarse el producto encima de la piel -media hora después de la crema de protección solar- y también sobre las prendas.
- Evitar andar descalzo por el campo o la hierba recién cortada.
- No frecuentar zonas con agua estancada, sobre todo, al atardecer, incluidas macetas, bebederos de animales o cualquier recipiente donde el agua puede haberse quedado estancada durante más de tres días.
- Actuar con precaución cerca de nidos o colmenas de insectos, sin realizar movimientos bruscos.
- Evitar el uso de perfumes.
- Utilizar repelentes eléctricos y mosquiteras en ventanas o para dormir.
- Si se come al aire libre, ser cuidadoso con comidas y bebidas dulces, además de con la presencia de papeleras o colectores de basura.
En la mayoría de los casos, las mordeduras y picaduras de insectos no revisten mayor importancia, por lo que se pueden tratar con facilidad en casa:
- Ante una picadura de abeja, hay que retirar el aguijón con unas pinzas.
- Lavar la zona con agua y jabón y desinfección con un agente que no coloree para poder valorar bien el área afectada.
- Para disminuir las molestias es útil aplicar frío local, mediante una compresa fría o un poco de hielo envuelto en una toalla, nunca directamente sobre la piel, ya que se podría provocar una quemadura.
- Los productos con solución de calamina o amoniaco, de venta libre en farmacias, alivian las molestias, aunque no se deben aplicar en mucosas.
- Ante una reacción intensa, los medicamentos antihistamínicos o cremas con corticoesteroides ayudan a calmar el picor y la inflamación. Desde la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria advierten de que no hay que administrar antihistamínicos en crema, ya que pueden producir erupciones cutáneas con la luz solar.
- El rascado facilita la liberación de más histamina. Y si es intenso, hay peligro de provocarse una herida y que se infecte con los microorganismos que se localizan en la capa más superficial de la piel, en los folículos pilosos y en las glándulas sebáceas.
Si el afectado sufre reacciones generalizadas en la piel o la hinchazón no cede, hay que acudir con urgencia a un centro hospitalario. Y si al cabo de unos días la picadura no presenta mejoría, duele o aumenta de tamaño, lo mejor es ir al profesional sanitario de referencia.