Las pizzas podrían formar parte de la dieta de los militares estadounidenses muy pronto. Científicos del Centro de Investigación, Desarrollo e Ingeniería para los Soldados Natick, de Massachusetts, han desarrollado una pizza que es comestible incluso después de 36 meses, aunque no se haya refrigerado ni congelado. Para ello, los expertos han tenido que lidiar con la humedad del queso y de la salsa de tomate y evitar que esta migre a la corteza, y así se impida la aparición de moho y el crecimiento de bacterias patógenas. El artículo explica cómo se ha logrado mantener la pizza fresca tanto tiempo y qué alimentos podrían asemejarse a este nuevo hallazgo.
La alimentación de militares y astronautas forma parte de los estudios en tecnología alimentaria. En los últimos años, se ha dado una especial importancia a la nutrición de estos dos sectores, con el objetivo de que dispongan de alimentos que cubran sus necesidades nutritivas y que sean lo más similares a los que se pueden consumir de manera habitual. En la mayoría de los casos el gran reto es conseguir una conservación más larga en condiciones especiales, es decir, alargar el tiempo de caducidad. El principal avance que se ha realizado ha sido la sustitución de las latas por envases de plástico, además de que se ha logrado mayor aceptabilidad de la comida y reducir el peso.
Cómo se mantiene la pizza fresca
Para controlar la aparición de moho y bacterias dañinas, los expertos han usado ingredientes como azúcar, sales y jarabes, capaces de absorber el agua y evitar que esta llegue a la masa. Pero esto por sí solo no permitiría que la pizza, que se serviría en envases individuales, permaneciera fresca durante tres años a temperatura ambiente. Además, los investigadores han tenido que modificar y ajustar la acidez del queso, la salsa y la masa para que sea más difícil que las bacterias prosperen.
Los expertos usan azúcar, sales y jarabes para controlar la aparición de moho y bacterias dañinas
El principal objetivo de este estudio es conseguir que los soldados puedan disponer de raciones individuales, aunque no haya cocinas de campaña. De esta manera, la pizza entraría dentro de los alimentos «listos para comer» o Meal, Ready to Eat (MRE), que es como denominan a este tipo de comida los expertos. El envase de estos alimentos está diseñado para soportar condiciones extremas y que todo lo que contiene pueda consumirse sin ningún tipo de cocción ni calentamiento. Estos productos están diseñados para tener una vida útil de unos tres años almacenados a temperatura ambiente.
A pesar de que en el caso de la pizza se trata de un trabajo aún en fase de estudio, los primeros resultados apuntan a que deben perfeccionarse ciertos aspectos, ya que la corteza de la pizza es «un poco húmeda y no muy crujiente». El primer prototipo de la pizza de pepperoni es «más o menos» como una pizza típica, aunque le faltaría el componente del calor, es decir, se tomaría a temperatura ambiente, a diferencia de las pizzas tradicionales, que pueden calentarse antes de ingerirlas.
Alimentos que no caducan
La pizza no es el único alimento que se intenta añadir a la dieta de los militares con el fin de variar su menú. Durante los últimos años ha habido numerosos intentos por mejorar las recetas de los soldados estadounidenses.
A principios de 2012, científicos del mismo centro de investigación de Massachusetts presentaban un sándwich de carne, queso, lechuga y pan de harina con una vida útil de dos años, sin necesidad de guardarlo en la nevera. Igual que ahora con la pizza, los expertos tuvieron que hacer frente al problema del agua y el oxígeno, principales responsables del deterioro de alimentos. Entonces, apostaron por el uso de azúcar, miel y sal como bloqueantes de la humedad y capaces de conservar el producto en un ambiente seco en un envase vacío. El resultado fue un sándwich más pequeño que los convencionales mantenido en un ambiente seco.
De la mano de la NASA y de centros militares estadounidenses llegan importantes avances en tecnología de los alimentos. Desde estos ámbitos se investiga, en ocasiones de forma conjunta, para mejorar tanto las misiones espaciales y la nutrición de sus astronautas como en el bienestar de los soldados en misiones específicas y, por tanto, en su alimentación. En ambos casos, se trabaja para que cada uno de ellos cuente una dieta cada vez más variada y mejor, con alimentos que duren más y que mantengan las propiedades nutritivas hasta que se consuman. Liofilización, deshidratación osmótica o deshidratación son algunos de los desarrollos en la alimentación espacial para conseguir alimentos con una humedad intermedia.