Muchas intoxicaciones alimentarias se originan en el hogar, en concreto, en la cocina. Con un conocimiento básico de las principales prácticas de seguridad, el número de casos puede reducirse de forma sustancial. Este artículo explica algunas reglas básicas para que preparar los alimentos en casa no constituya un riesgo para la salud. Insiste en la necesidad de limpieza y desinfección frecuente de los utensilios que se utilizan, destaca los errores en la cocina que deben evitarse y cómo llevar a cabo una compra segura. Conviene recordar que buena parte de las formas de intoxicación alimentaria son prevenibles.
La cocina es una de las áreas de la casa con mayores exigencias sanitarias. Cocinar y manipular los alimentos obliga a extremar las medidas de higiene, no solo en las zonas más utilizadas, como fregaderos, neveras o encimeras, sino también en otras zonas que en muchos casos pasan desapercibidas y a las que no siempre se presta la atención que necesitarían. Algunas de estas partes son la campana, paredes, ventanas, el interior de los armarios, los frentes de los electrodomésticos, el interior del microondas y del lavavajillas, los cajones de la cocina, el cubo de la basura, los enchufes y los interruptores.
Limpieza y desinfección frecuente para evitar intoxicaciones
Las bacterias pueden pasar de manos, superficies y utensilios a los alimentos. Para evitarlo, debe llevarse a cabo una limpieza y desinfección de forma frecuente. Para limpiar, basta con lavar con agua caliente y jabón, pero en algunos casos, la limpieza no será suficiente y deberá desinfectarse con detergentes específicos para ello. Algunas pautas para conseguir que esta tarea sea más fácil pasan por disponer de un lugar para cada utensilio en la cocina o, al final del día, no acumular platos sucios en el fregadero y en otras zonas. Además, deben tenerse en cuenta otros aspectos como los siguientes:
Lavar las superficies antes de preparar los alimentos. Esta medida es necesaria, sobre todo, en el caso de que se manipulen alimentos como carne de res, pollo, pescado o verduras.
Los lavavajillas son una de las formas efectivas para desinfectar platos, utensilios, e incluso, tablas de cortar.
Los trapos de cocina son un lugar perfecto para que las bacterias se multipliquen, de ahí que sea necesario limpiarlos y cambiarlos a menudo. No deben dejarse en el fregadero para evitar que queden húmedos.
Limpiar las paredes, tiradores de electrodomésticos y puertas. El techo y las paredes son, muchas veces, uno de los espacios olvidados de la limpieza de la cocina, así como los tiradores de puertas, horno, nevera o microondas. Pueden acumular polvo y otros restos de suciedad que deben eliminarse. En el caso de las paredes y techos, debe hacerse desde arriba hacia abajo.
Repasar tostadoras y otros pequeños electrodomésticos. El uso de estos aparatos, en ocasiones, no lleva implícita una limpieza posterior. Deben limpiarse para evitar la acumulación de suciedad y, por tanto, el riesgo de formación de patógenos.
Limpiar y organizar cajones. Las zonas de almacenamiento deben vaciarse, limpiarse y desinfectar para que su uso sea más seguro.
Algunos utensilios o aparatos no se emplean durante semanas, de ahí que antes de guardar se deban limpiar bien y no esperar al siguiente uso porque se podría acumular suciedad.
Otros utensilios, como las parrillas, son más fáciles de limpiar si esta tarea se realiza después de cada uso.
Errores en la cocina que deben evitarse
En ocasiones, un simple error en la cocina puede tener graves consecuencias para la salud. En seguridad alimentaria, lo que en principio puede considerarse como un pequeño error, puede convertirse en algo grave. Algunos de los más comunes suelen ser:
Probar los alimentos para comprobar si están en buen estado. Si el alimento en cuestión contiene bacterias patógenas, degustar, aunque sea una pequeña parte, puede causar enfermedad. Es preferible desechar los alimentos y comprobar los tiempos de almacenamiento.
Mezclar carne cocida con carne cruda. Los gérmenes de la carne cruda pueden pasar a la cocida. Deben utilizarse platos distintos para cada uno de ellos. La misma regla debe aplicarse a otros alimentos como aves de corral y marisco.
Descongelar alimentos a temperatura ambiente. Las bacterias patógenas pueden multiplicarse de forma rápida a temperatura ambiente. Los alimentos deben descongelarse, de forma preferible, en la nevera.
Cocer de manera insuficiente carne, aves, marisco o huevos. Los alimentos deben someterse a temperaturas de cocción tan altas como para que se eliminen posibles bacterias patógenas (a partir de 65ºC).
Una correcta conservación y preparación de los alimentos constituye una de las máximas garantías de prevención de enfermedades transmitidas por bacterias como E. coli, Salmonella, Campylobacter y Listeria monocytogenes. Su control empieza ya en el momento de la compra, cuando se adquieren los alimentos en la tienda, continúa en el transporte y en el almacenamiento en casa. Durante la compra, es importante comprobar la frescura de los alimentos, por lo que deben adquirirse en último lugar los productos que requieren refrigeración (carne, productos lácteos, huevos o pescado). Además, deben mantenerse separados del resto. El tiempo que debe transcurrir desde que se adquieren hasta que se almacenan en casa debe ser el más corto posible.