El crecimiento del comercio internacional de alimentos obligaba, en 1963, a tomar medidas de protección al consumidor para que este tuviera acceso a alimentos inocuos y seguros. Se creaba, bajo el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Codex Alimentarius, que incluye normas de carácter general y específico sobre aspectos de seguridad alimentaria. En los últimos 50 años se han creado ya unas 300 normas destinadas a proteger al consumidor. El artículo explica cómo se elaboran estas normas y cuáles han sido las últimas decisiones de protección al consumidor.
El objetivo del Codex Alimentarius ha sido, desde su creación, armonizar las distintas normativas que regulan el control de los alimentos en todo el mundo. Según el Codex, a día de hoy se producen, comercializan y transportan miles de millones de toneladas de alimentos en todo el mundo. Desde consumidores hasta productores, el alcance de las decisiones del Codex Alimentarius, aunque no son vinculantes desde el punto de vista jurídico, es muy extenso. Estas normas son el resultado de un exhaustivo y detallado trabajo de valoración de las condiciones que deben regir el comercio internacional de alimentos y su etiquetado, además de otros aspectos relacionados con la seguridad de los alimentos.
Cómo funciona el Codex
Hace 50 años que la Comisión del Codex Alimentarius trabaja para que el consumidor tenga acceso directo a alimentos seguros
Las normas aprobadas hasta el momento hacen especial hincapié en el comercio mundial de alimentos, sin olvidar otros aspectos como el etiquetado, la higiene, los contaminantes, los aditivos, los residuos de medicamentos veterinarios, sistemas de inspección o métodos de análisis. En cuanto a los alimentos que se incluyen en las normas, están frutas y verduras frescas, congeladas, zumos de frutas, cereales, legumbres, aceites, pescado, carne, azúcar, cacao y chocolote, entre muchos otros.
Antes de aprobar una norma, ha habido una propuesta previa, bien por parte de un gobierno o un comité de la Comisión del Codex. Tras la valoración, si se acuerda que es oportuno aprobar la norma, la Secretaría de la Comisión del Codex elabora un anteproyecto de norma y lo somete a examen entre los países miembros. Tras la aprobación de este anteproyecto, le toca el turno al Comité del Codex que, tras valorarlo, lo presenta en forma de proyecto de norma ante la Comisión del Codex (CAC).
Si esta aprueba el proyecto, se remite a los gobiernos y, tras un proceso de distintas etapas (que puede llegar a durar años), se convierte en una norma del Codex. A día de hoy, existen «más de 300 normas», según la FAO. El principal objetivo es que toda norma adoptada se adapte a las nuevas necesidades, ya que los temas de seguridad alimentaria han evolucionado en los últimos 50 años y, por tanto, ha sido necesario adaptar la legislación a cada momento y que la reconociera como válida la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Últimas decisiones
En lo que va de año, la CAC ha aprobado nuevas normas sobre los niveles de melamina en alimentos, aflatoxinas en frutos secos, así como nuevas medidas de control de virus en marisco y bacterias como Salmonella y Listeria en melones. En cuanto a la melamina, los expertos han rebajado el límite máximo en 0,15 mg/kg en leche infantil líquida. En el caso de las aflatoxinas, que forman parte del grupo de las aflatoxinas, la Comisión ha acordado un límite máximo de seguridad de 10 microgramos por kilo para los higos secos.
Otra de las últimas aportaciones del Codex Alimentarius se refiere a la prevención de virus en marisco. Para ello, es esencial garantizar la calidad del agua de mar donde se crían estos animales. Frente a cualquier tipo de sospecha que las aguas puedan estar contaminadas, la Comisión ha acordado «el cierre de la zona, la destrucción de los moluscos contaminados y tratar los que ya se han cosechado». También han aprobado nuevas normas para el consumo de frutas de IV gama, sobre todo en rodajas de melones precortadas para la prevención de Salmonella y Listeria. Según el Codex, en los últimos años se ha detectado un problema emergente en este ámbito, por lo que recomiendan que se envasen o envuelvan y se refrigeren tan pronto como sea posible.