Un elemento clave en la prevención de enfermedades transmitidas por alimentos está en las prácticas que se aplican en el ámbito doméstico. Desde noviembre de 2011 y hasta julio de 2013, expertos británicos han llevado a cabo una estrategia para explorar las prácticas de higiene de los alimentos en los hogares del país. El objetivo ha sido recoger datos de referencia sobre cuáles son las principales conductas de seguridad alimentaria que se aplican en el hogar. El artículo explica en qué ha consistido este estudio a partir de cuatro preguntas clave y cómo puede ayudar a mejorar el conocimiento sobre la importancia de la higiene de los alimentos en un entorno doméstico.
El estudio Kitchen Life, desarrollado por expertos de la Universidad de Hertfordshire para la Agencia de Seguridad Alimentaria británica (FSA), tiene como finalidad investigar, documentar, analizar e interpretar las prácticas en las cocinas domésticas. Con esta información, se pretende generar conocimientos sobre qué es lo que pasa y por qué en este entorno para que la FSA pueda reducir la carga de enfermedades transmitidas por alimentos. El estudio parte de un análisis del «todo» en la vida de una cocina doméstica, en lugar de aislar aspectos como las personas involucradas, su comportamiento o las tecnologías de cocinado utilizadas porque se ha demostrado que las cocinas no suelen estar bajo el «control» de una sola persona.
Dónde, cómo, con quién y por qué
Los hallazgos del estudio británico se han organizado en torno a cuatro cuestiones básicas:
Dónde. Se refiere a los límites de la cocina donde se manipulan los alimentos. Además, hace referencia al uso, no siempre de carácter alimentario, que se hace de esta estancia. Debe tenerse en cuenta que las cocinas son, a menudo, espacios en los que se desarrollan actividades de lavandería, cuidado de niños, lavandería e incluso trabajos como deberes. Debe tenerse en cuenta también que muchas de las cocinas son ineficientes en términos de diseño y tamaño.
Cómo. Se centra en cómo hacer frente a las malas prácticas dentro de la cocina. En ocasiones, las prácticas domésticas incorporan múltiples actividades y personas, así como el uso de infinidad de utensilios y superficies. Acciones como cerrar la bolsa de basura, acariciar a un perro o contestar el teléfono se llevan a cabo casi sin darse cuenta, y en muchos casos no se perciben como factores relacionados con la seguridad alimentaria. Debe tenerse en cuenta también que, en ocasiones, los animales domésticos también se integran como miembros de un hogar y, por tanto, su presencia en las cocinas debe gestionarse de para que no surjan problemas.
Con quién. Se refiere a los encuentros que se producen dentro de las cocinas entre distintas personas y cómo pueden afectar a aspectos de la seguridad alimentaria. Se ha demostrado que existen otras vías potenciales de enfermedades transmitidas por alimentos.
Por qué. Principios básicos para las cocinas domésticas, las «reglas de oro» sobre cómo se hacen las cosas, como el lavado de carne, pescado o verduras.
9 pautas de higiene en la cocina
Según un estudio publicado en Huffingtonpost de Canadá, la preparación y manipulación de alimentos en malas condiciones puede llegar a contaminar el 90% de las superficies con las que entra en contacto. Los alimentos son el punto de acceso de bacterias y, por tanto, es muy importante la prevención para evitar enfermedades. Para ello, hay 9 pasos importantes según el estudio:
Lavarse las manos con agua caliente y jabón y secarlas bien después de manipular distintos alimentos.
Uso de dispensadores de jabón automáticos ya que, según algunos expertos, reducen la propagación de la contaminación.
Desinfectar las zonas donde se preparan los alimentos, sobre todo si en una misma se van a manipular alimentos crudos y cocinados.
También deben desinfectar los trapos de cocina y esponjas después de manipular alimentos como carne cruda o verduras.
Limpiar y desinfectar de forma regular la nevera ya que constituye un riesgo alto de contaminación.
Cocinar la carne a una temperatura de unos 75ºC.
No dejar más de dos horas a temperatura ambiente un plato cocinado.
Utilizar un cuchillo para cada alimento, así como dos tablas de cortar si es posible.
Lavar con agua la fruta y verdura.