El 14 de febrero se celebra el Día Europeo de la Salud Sexual. Bajo el lema “El amor es bueno para la salud”, la Asociación Española para la Salud Sexual pretende concienciar e informar al público sobre la importancia de la sexualidad humana. En este artículo se describe cómo una vida sexual activa repercute en la calidad de vida del individuo, sea cual sea su edad y su condición física y psicológica. Además, se explica por qué la disfunción eréctil podría ser una señal de aviso de posibles problemas vasculares en el corazón o el cerebro.
Para concienciar y sensibilizar a la población europea de la necesidad de mantener unos hábitos sexuales saludables, el 14 de febrero se celebra, como cada año desde el 2003, el Día Europeo de la Salud Sexual, cuyo lema en esta ocasión reza «El amor es bueno para la salud». Los objetivos de la campaña, promovida por la Asociación Española para la Salud Sexual (AESS), son dos: demostrar que una vida sexual activa repercute en la calidad de vida del individuo y reivindicar la comunicación en la pareja como una de las vías de solución en la disfunción sexual.
Vida sexual activa
Pero, ¿qué papel tienen las relaciones íntimas en la calidad de vida? Para Cristina Martínez Gómez, psicóloga y sexóloga colaboradora de la AESS, «la sexualidad, que incluye la capacidad de disfrutar, el deseo de contacto, intimidad, ternura y amor, es una parte esencial de la vida de una persona. Tener una vida sexual sana y mantener relaciones satisfactorias no solo es importante para uno mismo, sino que cuando surgen problemas a este nivel, afecta al otro miembro de la pareja».
El apoyo y predisposición de la pareja ayuda a buscar soluciones adecuadas y a superar mejor la disfunción sexualAunque «el problema más común en los hombres es la eyaculación precoz y en las mujeres el deseo sexual inhibido -explica Martínez- la realidad es que, en España, no disponemos de datos sobre el número de afectados por disfunción, ya que, en ocasiones, por vergüenza o desconocimiento se esconde este trastorno. En muchos casos no se acude a un profesional de la salud y, por tanto, no se diagnostica». No obstante, se estima que la prevalencia de algún grado de disfunción sexual entre hombres y mujeres (leve, moderado o severo) es bastante común. De hecho, las estadísticas del estudio epidemiológico «EDEN», realizado en España en el año 1999, relacionadas con la disfunción eréctil muestran que afecta a entre un 12% y un 19% de los varones entre 25 y 70 años.
Otro de los objetivos de la campaña de este año es reivindicar el papel de apoyo de la pareja. ¿Por qué? «La pareja debe ser siempre un soporte ante cualquier dificultad, más aun si se trata de un problema sexual. Aunque sea un miembro de la pareja el que lo padece en primera persona, la disfunción afecta a la sexualidad de ambos», señala la experta. Cuando hay colaboración y buena predisposición por parte de la pareja, es más fácil buscar soluciones adecuadas y se supera mejor el trastorno.
Sexo en la vejez
El sexo continúa en la tercera edad. En esta afirmación están de acuerdo todos los especialistas. Desde que uno nace hasta que muere, el deseo, la satisfacción y la sexualidad forma parte de su vida. Es verdad que en el organismo, por el propio proceso de envejecimiento, se dan cambios fisiológicos que caracterizan las relaciones íntimas y que hacen que sean menos impulsivas: el hombre necesita más tiempo para lograr una erección, el orgasmo es más difícil de alcanzar y dura menos; y en la mujer, la vagina pierde elasticidad, disminuye la capacidad de lubricar y los orgasmos también son menos intensos.
Por este motivo, para mantener una vida sexual plena, es fundamental adaptar la sexualidad a la edad y circunstancias vitales de cada uno. «No es lo mismo una persona que aun siendo mayor goza de una buena salud, que quienes padecen alguna enfermedad crónica como diabetes, cardiopatías o enfermedades degenerativas, entre otras», señala Cristina Martínez. Tener la suficiente información y conocer las limitaciones de su estado de salud ayudará a disfrutar del sexo de una forma más sana, con más confianza y tranquilidad.
De hecho, el decálogo de sexualidad y ciclo vital de la Federación Española de Sociedades de Sexología en relación a la edad destaca que, sea cual sea la edad de una persona, y su condición física y psicológica, hay que valorar la importancia del placer como un componente fundamental de la salud, el bienestar y la calidad de vida.
Según datos de la Asociación Española para la Salud Sexual, los españoles tardan una media de cinco años en reconocer que sufren un problema en su salud sexual y, por lo tanto, en acudir al especialista. Esta tardanza, además, tiene consecuencias, ya que cuanto más se tarda, más cuesta resolver la situación y más sentimientos de culpa o frustración se arrastran.
Además, algunos trastornos sexuales están relacionados de manera directa con la salud de otros órganos, como el corazón. De hecho, las causas orgánicas más habituales de la disfunción eréctil -que también puede ser psicógena y mixta- son de origen vascular.
Un reciente estudio de la Universidad de Australia, publicado en ‘Plos Medicine’, señala que más de la mitad de los casos de disfunción eréctil en varones mayores de 50 años es de origen vascular. Asimismo, el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular y de fallecer por su causa aumenta con la severidad de la disfunción eréctil en hombres con y sin antecedentes de patología cardiovascular.
Por este motivo, hay que entender la disfunción eréctil como una señal de alarma de posibles problemas vasculares en el corazón y que esta disfunción sirva como marcador para identificar a los varones que deberían revisar su riesgo de patología cardiovascular.