La relajación en el uso del preservativo, la medida estrella de prevención frente a las infecciones de transmisión sexual (ITS), pasa factura a la salud sexual de la población. Su prevalencia aumenta en España y se impone la necesidad de recordar que los métodos de barrera son los más eficaces para prevenirlas. En cuanto a su diagnóstico y la posibilidad de prestar la mejor atención posible a las personas que ya se han infectado, sería crucial crear más unidades especializadas, capitaneadas por un especialista en dermatología, pero que cuenten con el apoyo de un equipo médico multidisciplinar. Su presencia en España es insuficiente y desigual, según ha manifestado José Antonio Varela Uría, dermatólogo responsable de la Unidad de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) del Servicio de Dermatología del Hospital Cabueñes, de Gijón, y uno de los participantes en el Congreso Nacional de la Sociedad Española de Atención Primaria (SEMERGEN).
Sí, aumentan los casos de ITS en España, tanto las infecciones bacterianas como las víricas.
“La franja de edad en la que se desarrollan más ITS abarca de los 25 a los 35 años”
A la falta de una actitud correcta ante las relaciones sexuales. Durante la etapa en la que surgió el virus de la inmunodeficiencia humana, VIH, se impuso el respeto. Había temor a contagiarse de esa infección. Empezó a utilizarse el preservativo y disminuyeron otras ITS, porque se tenía una actitud sexual correcta. Pero ahora se ha perdido el temor, no se utiliza el preservativo en las relaciones sexuales con una pareja que no es la habitual, con los contactos esporádicos, y esto ha favorecido que haya un repunte de estas enfermedades.
En la actualidad es la causada por el virus del papiloma humano (VPH).
No tiene nada que ver. Es un virus con el que prácticamente está en contacto toda la población y que se manifiesta a través de verrugas en las manos, en el cuello y en la zona genital, como condilomas o verrugas venéreas. Esto ocurre cuando se manipulan los genitales y el sistema inmune está debilitado, entonces pueden formarse verrugas en todas las partes del cuerpo.
“Los métodos de barrera son la mejor forma de prevenir las infecciones de transmisión sexual”
Así es. En 2010 hubo 400 casos diagnosticados de VPH, aunque muchas veces no se manifiesta de manera clara y las personas infectadas ni siquiera saben que lo están. Puede haber muchos afectados en quienes no tenga trascendencia la enfermedad. Sin embargo, siempre hay que tener una actitud preventiva porque el VPH tiene capacidad oncógena, sobre todo en la mujer. Ello justifica la validez de la vacuna para prevenir el cáncer de útero, provocado por los virus del papiloma humano 16 y 18.
Por supuesto, ya que son los virus contra los cuales actúa la vacuna porque causan el 75% de los casos de VPH. Las vacunas ayudan a prevenir los contagios en mujeres que no se han iniciado en las relaciones sexuales y son gratuitas en niñas. El resto de mujeres también pueden ponérselas, pero tienen que pagarlas. Son útiles porque hay personas que piensan que su pareja es estable y no necesitan la vacuna, pero si antes de conocerse esa pareja estable ha estado con otras parejas, también podría transmitirle el virus del VPH.
“Por no utilizar el preservativo han aumentado los casos de herpes genital, sífilis, gonococia y VIH, entre otras enfermedades”
El virus del herpes genital que, de la misma forma que causa calenturas en los labios, también puede manifestarse por medio de heridas y úlceras en los genitales. Además, destacan la sífilis, la gonococia y un cajón de sastre en el que figuran las uretritis no gonocócicas (UNG), causadas por bacterias que provocan una inflamación de la uretra del varón, y las cervicitis, en la mujer. El agente causal más típico son las clamidias. Estas infecciones tienen mucha trascendencia porque no solo causan inflamación (uretritis y cervicitis), sino que, entre sus efectos secundarios, figura la infertilidad. Por ello es muy importante usar el preservativo para evitar estas infecciones, que a menudo pasan desapercibidas y cuya primera manifestación son, en general, los problemas para concebir.
La franja de edad en la que se desarrollan más ITS abarca de los 25 a los 35 años. A partir de esas edades, las relaciones suelen ser más estables, a excepción de los casos concretos de las personas homosexuales, que a menudo tienen más cantidad de relaciones sexuales transitorias y, por lo tanto, registran una tasa mayor de infección por gonococia, sífilis y VIH. Hay que insistir una y otra vez: en la época en que surgió el VIH, la prevención respondía al temor. Pero uno no debería actuar por miedo a contagiarse, sino por responsabilidad hacia su salud y hacia los demás, y debería ponerse el preservativo. Ahora parece detectarse cierta relajación en el aspecto preventivo.
Ninguna. Pero además, la abstinencia no es la opción idónea porque no es válida para el 100% de la población, sino que depende de los preceptos morales de cada individuo. Las relaciones sexuales son innatas a la persona.
“Cuando se tiene una pareja estable, se ha de adquirir un compromiso muy férreo y, en caso contrario, hay que utilizar el condón”
No. Los métodos de barrera son la mejor forma de prevenir las infecciones de transmisión sexual. Cuando se tiene una pareja estable, se ha de adquirir un compromiso, pero este tiene que ser muy férreo. En caso contrario, hay que ser muy conscientes de que la pareja tendrá otros encuentros sexuales y utilizar el preservativo.
Muchos homosexuales son, a la vez, bisexuales. Por este motivo, cuando una persona homosexual relaja su actitud en el campo de la prevención y contrae una infección, es muy probable que se desarrolle en personas heterosexuales. En esta población también han aumentado, pero menos.
Las Unidades de Infecciones de Transmisión Sexual son consultas especializadas y de referencia en este campo, que deben estar dirigidas por un dermatólogo experto en dermatología médico-quirúrgica y venereología. Este trabaja con el apoyo de un equipo médico multidisciplinar, integrado por ginecólogos, urólogos y microbiólogos (que realizan el diagnóstico de la infección). La principal ventaja de estas unidades es que, una vez que una persona ha incurrido en una práctica sexual de riesgo y acude a una de ellas, se le realiza un estudio muy bien protocolizado, mientras que si como primera opción se dirige a un servicio de urgencias o a un centro sanitario, es posible que allí no les realicen todas las pruebas necesarias.
Otra ventaja muy destacable es que realizan un gran trabajo de “counselling” (emisión de consejos de salud) a colectivos con alto riesgo de contraer una ITS, como las personas homosexuales o las prostitutas, informa Varela. “Hemos llegado a convertir a las prostitutas en agentes de salud, ya que han aconsejado el uso del preservativo a sus clientes”, declara. Otro aspecto favorable es que, debido a la frecuencia de casos que atienden, estas unidades pueden detectar qué infecciones aumentan.
Sin embargo, tienen una desventaja: su insuficiente y desigual presencia en el territorio nacional. Varela defiende la creación de al menos una de estas unidades especializadas en cada provincia, que dependan de un servicio de dermatología y cuyo responsable directo sea un dermatólogo-venereólogo, siempre que, si la enfermedad afecta a otros órganos, pueda buscarse el apoyo de otros especialistas.