Quien más, quien menos necesita disponer de liquidez en estos tiempos para tapar algún pequeño agujero. Pero, aunque se puede acudir a solicitar un préstamo o crédito, no se trata de aceptar la primera vía de financiación que se encuentre. Por el contrario, como se indica en el siguiente artículo, conviene detectar el mejor modelo posible, y que menos cueste, siempre en función de las necesidades reales, los importes demandados, los plazos para su devolución y los tipos de interés que se apliquen.
Préstamos pequeños, ojo al tipo de interés
En momentos como el actual, cuando los salarios de los trabajadores españoles han bajado de forma considerable y, por contra, las cargas impositivas se han hecho mucho más fuertes, llegar a final de mes supone un calvario para numerosas familias, que precisan de una inyección de liquidez ajena a las ganancias personales de su trabajo. Esto, en la práctica, significa que deben recurrir a una serie de préstamos para afrontar las necesidades más imperiosas: pagar impuestos, la vuelta al cole de los niños, gastos imprevistos, etc.
El tipo de interés que se aplique en el préstamo para pequeños gastos es el que dictaminará el nivel de endeudamiento de sus demandantes en el futuro
Dentro de ellas no es lo mismo acudir a un préstamo personal que a uno rápido, ni que decantarse por un pequeño crédito. Cada uno goza de unas características propias que lo puede hacer más favorable para un momento determinado o en una situación puntual. No se trata de recurrir a la primera vía de financiación que se encuentre, sino que es cuestión de detectar el mejor modelo posible y que menos cueste, siempre en función de las necesidades reales, los importes demandados, los plazos para su devolución y, por supuesto, de los tipos de interés que se apliquen.
Este último aspecto es uno de los más importantes, porque es el que dictaminará el nivel de endeudamiento de sus demandantes en el futuro. Se trata de encontrar una financiación lo más flexible posible para momentos puntuales, sin tener que pagar intereses abusivos. En todos los casos, hay que demandar el importe necesario, nunca cantidades superiores, ya que habrá que devolverlo más tarde y, en los casos en que los problemas de liquidez son recurrentes, será un grave problema. Hay que saber con claridad qué tipo de financiación se solicita y cómo afectará a la economía familiar.
¿Qué préstamo me conviene?
Una de las ventajas del actual mercado crediticio español es que no es un sector homogéneo y se puede elegir entre muchos modelos, en función de las necesidades reales del cliente.
Préstamos personales: una de las opciones más satisfactorias para los intereses de los demandantes son los préstamos personales, cuya única garantía es el propio prestatario. Abarcan diferentes importes, desde los más pequeños hasta los más exigentes, con un precio que oscila entre el 8% y 14% en función de los modelos seleccionados, y a lo que hay añadir en algunos casos las comisiones que pueden elevar su coste en hasta un 2%. Este modelo de financiación lo conceden los bancos, y se rigen por unos parámetros a los que no todos los usuarios pueden acceder (dependen de los salarios, garantías y otros requisitos), por lo que a veces los demandantes a quienes se les deniegan tienen que recurrir a otras alternativas, en la mayoría de las ocasiones más caras.
Préstamos rápidos: estos créditos personales de importes más bajos, que rara vez superan los 5.000 euros, son concedidos por empresas de capital privado. Tienen la ventaja de que los requisitos para acceder a ellos son menores y, por tanto, son más fáciles de conseguir. Pero hay que pagar unos tipos de interés más elevados, que incluso pueden doblar el de los préstamos personales, ya que suelen superar el 22%. Están destinados para personas que necesitan rápido de una liquidez y que reúnen los requisitos para acceder a un crédito personal.
Pequeños préstamos: si bien suponen unos adelantos poco exigentes, pues tienen un tope máximo de 500 euros, cuentan con unos plazos de devolución muy cortos (entre uno y 30 días) y sus intereses son muy elevados en relación al importe concedido. Solo son aconsejables para situaciones de emergencia en las que se precise de una pequeña cantidad para afrontar gastos puntuales o inesperados, aun a costa de dejarse más euros de los necesarios para el pago de los intereses.
Préstamos p2p: estos créditos entre particulares están floreciendo en los últimos años como fórmula para pagar menos dinero por los intereses. No en vano, este tipo de productos dispone de unas condiciones menos encorsetadas, ya que varían en función de lo que están dispuestas a aceptar ambas partes, con lo cual se pueden dar todos los escenarios posibles.
Los demandantes de estos productos tratan de conseguir los créditos más baratos, y hay determinadas estrategias que pueden ayudar a lograrlo.
Una de ellas pasa por contratarlos por Internet, ya que pueden reducir sus tipos de interés en uno o dos puntos porcentuales sobre los modelos tradicionales. Incluso hay entidades cuyas propuestas hacen que se ahorre más dinero, con webs que permiten rellenar un cuestionario en poco tiempo para saber si conceden la financiación, y que responden con gran rapidez.
Otra fórmula es domiciliar la nómina, ya que, a través de esta operación, el acceso a créditos preferentes es mayor, y con menos intereses y comisiones.
Ser perseverante en la búsqueda de estos productos, pues se puede detectar alguna buena oferta que se plasme en créditos personales más baratos, con un mínimo de interés.