La crisis continúa golpeando con fuerza a millones de españoles, y en los hogares se impone el ahorro, una práctica a la que se aferran cientos de familias para intentar llegar a fin de mes. Según un informe publicado por la web del Ahorro Kelisto.es, la tasa de ahorro media crece, y se situó en 2013 en el 12,64% de la renta disponible bruta de los hogares, un aumento del 5,76% respecto a 2008. Pero el ahorro no tendría que restringirse a las épocas de vacas flacas, sino que debería ser una práctica habitual y habría que recordar su importancia durante todos los días del año, y no solo hoy, cuando se celebra el Día Mundial del Ahorro. A lo largo de las siguientes líneas, se dan pistas sobre cómo lograr ahorrar unos cuantos euros en agua, luz, teléfono, transporte, compras… a través del seguimiento de unas pautas básicas y conocidas por todos, pero a veces olvidadas.
Cómo ahorrar agua
Baño:
Darse una ducha en vez de un baño es una medida conocida y fácil de llevar a la práctica. Por cada ducha de cinco minutos se consumen unos 100 litros de agua; sin embargo, en llenar la bañera se gastan en torno a 300. También se ahorra si se cierra el grifo mientras dura el cepillado de dientes.
Si se puede, resulta muy útil instalar inodoros con doble descarga, donde uno de los botones solo emplea la mitad de la cisterna y el otro toda su capacidad. En función de las necesidades de cada momento, se puede usar una u otra opción. Quien no los tenga, puede introducir una botella llena de agua en la cisterna para utilizar menos agua.
Cocina:
Si se lavan los platos a mano, se debe mantener el grifo cerrado cuando se está enjabonando y abrirlo en el aclarado. Y se puede llenar menos el cubo para fregar, ya que con un tercio del mismo es suficiente para limpiar los suelos de la casa.
También es importante arreglar las fugas que puedan tener los grifos. Los escapes de agua y los goteos pueden suponer pérdidas de hasta 100 litros de agua al mes.
Jardín:
Sobre todo en los meses de verano, o en las zonas cálidas, para evitar que el agua se evapore con rapidez, lo mejor es regar el jardín a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde. Y si se puede, lo idóneo instalar un sistema de riego por goteo y tener depósitos para almacenar el agua de lluvia.
Ahorrar luz
Aprovechar la luz natural: mantener subidas las persianas y abiertas las cortinas mientras haya claridad en el exterior ayuda a beneficiarse de la luz y el calor solar.
Encender las luces solo cuando sean necesarias, y apagarlas cuando no haya nadie en las habitaciones o zonas de la casa, supone reducir la factura eléctrica del mes siguiente.
Pintar techos y paredes de colores claros: la sensación de luminosidad es mayor y permanece por más tiempo en fondos blancos, cremas o de tonos pastel.
Sustituir las bombillas tradicionales, incandescentes, por las eficientes: estas proporcionan la misma luz, duran ocho veces más que las convencionales y ahorran hasta un 80% de energía.
Electrodomésticos:
Frigorífico: hay que colocarlo en un lugar fresco, ventilado y lejos de los focos de calor. Además, conviene mantener la parte trasera de la nevera limpia y separada al menos un par de centímetros de las paredes. También es esencial descongelar y limpiar a menudo el frigorífico, antes de que la capa de hielo aumente, ya que instalado en malas condiciones puede consumir un 15% más de energía. Nunca hay que dejar abiertas las puertas, pues unos pocos segundos son suficientes para que se pierda buena parte del frío acumulado, y para recuperarlo, se gastará más energía.
Lavadora y lavavajillas: como es conocido, pero no siempre se cumple, hay que cargar por completo estos electrodomésticos para ahorrar agua y electricidad. Además, el mayor gasto de energía, tanto en uno como en otro, se registra al calentar el agua, por lo que seleccionar temperaturas bajas equivale a un ahorro en electricidad.
Televisión y ordenador: siempre hay que apagarlos si no se utilizan, pero no se debe hacer de cualquier manera, sino que hay que desconectarlos a través de los interruptores de los propios aparatos. En el caso de los televisores, cuando se apagan con el mando a distancia, algunos de sus componentes siguen activados y consumen electricidad.
Pequeños electrodomésticos: con la plancha, conviene repasar mucha ropa de una vez, ya que gasta mucha energía. Lo mismo sucede con el secador de pelo. Conviene secarse el cabello al aire, ya que, además de que pueden estropear el pelo, los secadores consumen una gran cantidad de electricidad.
Ahorro en la factura del gas
Prevenir fugas: un modo eficaz de conseguir ahorrar en el gasto de esta energía es prevenir las posibles fugas de gas, que obligarán al usuario a una reparación, y esta supondría un desembolso casi siempre elevado.
Al cocinar con gas: hacer la comida en una cocina con gas es más barato que con electricidad. Pero puede serlo más aún si se utilizan recipientes de fondo igual o mayor que las dimensiones del fogón. Además, hay que tapar las cacerolas y utilizar, siempre que la receta lo permita, la olla exprés.
Ahorrar en calefacción
Mantener una temperatura constante: 20 grados es la temperatura idónea para estar confortable en una vivienda durante el día y no derrochar dinero. Por cada grado de más, el gasto en calefacción aumenta en un 7%.
Termostatos: también se pueden colocar termostatos, para que cuando nadie esté en casa, esta permanezca a 15 grados y el resto del tiempo suba a 20.
No cubrir los radiadores: si se ponen cubrerradiadores, o muebles delante de estas fuentes de calor, este no se distribuye de forma adecuada. Así, se hará necesario gastar más dinero para subir la temperatura de la estancia.
Cómo ahorrar en el uso del transporte
Utilizar transporte público: hay que calcular cuánto cuesta ir al trabajo en coche y qué ahorro generaría emplear el transporte público. Si el vehículo privado lo usa solo una persona, el dinero invertido en combustible y aparcamiento se dispara, así que sería conveniente buscar una alternativa como el metro o el autobús.
Compartir coche: si la opción de utilizar medios colectivos no compensa -no siempre hacen los trayectos adaptados a las necesidades del usuario-, se puede compartir el vehículo con personas que hagan recorridos similares y tengan horarios parecidos.
Conducción eficiente: si se usa el automóvil particular, hay que saber que al utilizar bien las marchas, meter bien el embrague o mantener una velocidad uniforme se ahorra combustible, además de velar por el medio ambiente. Y si no se conduce con brusquedad, también se reducirá el gasto en reparaciones por averías o desperfectos.
Ahorrar en teléfono
Usar el móvil de manera racional: el teléfono móvil se emplea a menudo de manera excesiva. Algo que hace 15 años apenas existía, hoy se ha convertido en un instrumento imprescindible. Controlar estos hábitos puede dar un respiro a final de mes.
Escoger la tarifa adecuada: elegir la tarifa que se adapte a las necesidades de cada uno y no utilizar el móvil en horarios que sean muy caros también ayuda a recortar gastos.
Cambiar de compañía: si esta no cumple las expectativas del cliente, hacer un cambio también puede suponer un ahorro a medio y largo plazo. La oferta de telefonía ha aumentado en los últimos años y la competencia al captar clientes favorece al consumidor.
Consejos de ahorro en la cesta de la compra
Antes de ir de compras, es recomendable hacer una lista de las cosas necesarias e intentar no salirse de ella. Es muy tentador llevarse a casa dulces, bebidas o caprichos, pero al final desbaratan el presupuesto.
Aprovechar ofertas o cupones de descuento permite adquirir más alimentos con menos dinero. Aunque parezca obvio, solo hay que comprar lo que se consumirá. Según un estudio reciente, las familias españolas tiran kilos de comida a la basura cada año. Además de ser injusto hacia quienes no tienen acceso a los alimentos más básicos, supone un despilfarro.
Evitar gastos superfluos: como su propio nombre indica, son innecesarios. No pasa nada por darse un capricho de vez en cuando, pero conviene no perder de vista la economía de casa e intentar no descuadrar el presupuesto con gastos inútiles. Por ello, hay que dar prioridad a los gastos ineludibles y desechar los alentados por un impulso de satisfacción inmediata.
La relación con el banco también puede resultar muy gravosa, en forma de comisiones, pequeños cargos… Por ello, no está de más negociar que las entidades no cobren por diversos conceptos, como los siguientes:
Comisiones de mantenimiento: al abrir una cuenta corriente, por lo general se eliminan muchas comisiones. En algunas, incluso, devuelven una pequeña parte de los recibos domiciliados.
Transferencias: hay que consultar todas las ofertas de los productos bancarios para conseguir que hacer estas operaciones sea gratuito. En caso contrario, los clientes que realizan transferencias con cierta frecuencia pueden tener que afrontar un importante gasto todos los años.
Tarjetas: casi todas tienen cuotas anuales de entre 20 y 50 euros, en función de sus modalidades y categorías. Se pueden evitar a través de la contratación de otro producto bancario básico, aunque esta estrategia para ahorrar dinero puede durar solo un año. A través de la domiciliación de la nómina o pensión, la exención se puede hacer perpetua.