Este año los consumidores tendrán una misión especial, aunque no muy alejada de la de ejercicios precedentes: ahorrar. En principio no parece tarea fácil, pero se puede cambiar de opinión si se empiezan a ordenar gastos todos los meses para detectar dónde hacer los recortes, y sin pasar por alto las necesidades reales de cada economía doméstica. Desde este punto de vista, la planificación de un presupuesto funcional y realista puede ser la punta de lanza que sirva para contener gastos -al menos los más innecesarios- y desarrollar acciones que generen un mayor ahorro cada mes, como las diez que se explican a continuación.
Decálogo de intenciones
Un año más, se impone ahorrar. Y no basta con rebajar el precio de las facturas domésticas, que por supuesto es deseable, sino que hay que aplicar un profundo cambio en la elaboración del presupuesto familiar. En él habrán de tenerse en cuenta las entradas y salidas de capital, y ajustarlo a la actual situación económica de los interesados, que puede haber cambiado como consecuencia de ajustes salariales, tener un miembro de la familia en paro o la pérdida de ayudas oficiales. ¿De qué sirve entonces ahorrar unos cuantos euros en la rescisión de nuestro seguro para el hogar, si luego los gastos se disparan, por ejemplo, en una mayor asistencia a los centros de ocio y diversión? No se habrá conseguido apenas nada, y para evitar estos desajustes, habrá que concienciarse de la necesidad de poner en práctica políticas de ahorro basadas en un equilibrio presupuestario.
Hay que concienciarse de la necesidad de poner en práctica políticas de ahorro basadas en el equilibrio presupuestario
De cara al 2014, será preciso que, al terminar cada mes, se observe cómo se ha gastado el dinero y determinar para el próximo qué errores no deben cometerse: gastos excesivos en tarjetas, demasiadas salidas a restaurantes o centros de ocio, regalos a familiares o amigos, etc. Siempre habrá una solución para cada caso.
Aunque parezca una tarea ímproba, ahorrar dinero durante el año puede ser más fácil de lo que parece, sobre todo si se aplican una serie de sencillos consejos:
1. El año es muy largo y no conviene hacer derroches ni gastos innecesarios desde el primer mes. Es preferible equilibrar las cuentas desde el principio, y dejar los pequeños caprichos para la última parte del ejercicio para no descalabrar el presupuesto del año.
2. Deben mejorarse las tarifas para los servicios básicos del hogar (luz, gas, telefonía…). Hay toda una serie de ofertas y promociones que los abaratan de manera considerable, y que se confeccionan durante el año.
3. Hay que llevar un registro exacto de los gastos durante el mes y examinarlos al detalle. Así se verá cómo se pueden formalizar los recortes y en dónde.
4. Es preciso utilizar los ahorros para sacar la mayor rentabilidad posible. Si se puede, hay que tratar de obtener un tipo de interés cercano al 3% a través de productos seguros, sin riesgos y, que en último caso, permitan disponer de los intereses antes de su vencimiento.
5. Es necesario evitar toda clase de endeudamiento, bien prescindiendo de contratar créditos, o a través de un uso más racional de las tarjetas.
6. Se pueden aprovechar los pequeños ahorros del año para ir amortizando poco a poco las vías de financiación que tengamos contratadas (hipotecas y créditos personales o para el consumo) para elevar nuestra liquidez.
7. Gastar menos de lo que se gana es una excelente filosofía para gestionar el patrimonio familiar y llegar a final de año con unas cuentas más equilibradas y con mejores perspectivas para generar dinero.
8. Se deben emplear estrategias de compra que bajen los precios de los productos y artículos: acudir a rebajas, promociones comerciales, reservas anticipadas en los viajes y descuentos en las tarjetas, entre otras actuaciones.
9. Hay que exigir calidad en los productos demandados, porque, aunque puedan parecer más caros al adquirirlos, su mayor y más óptima utilización hará que el ahorro sea mayor durante los siguientes 12 meses.
10. Conviene realizar una planificación seria y equilibrada de las cuentas, tratando de no desviarse de ellas. En caso de producirse, debe ser como consecuencia de un gasto muy necesario o justificado.
Para que los ingresos regulares sean mayores todos los meses y que el poder adquisitivo crezca, se pueden contratar productos de ahorro y de inversión que repartan intereses a sus suscriptores de forma mensual o trimestral.
Depósitos, cuentas de alta remuneración, dividendos en acciones y fondos de inversión son los instrumentos que se pueden formalizar sin ningún obstáculo, desde mínimas aportaciones. No obstante, según el capital aportado se podrá conseguir un mayor o menor grado de solvencia económica.