Llora todo el tiempo, solo quiere que le cojas en brazos, apenas duerme (ni de día ni de noche), quiere el pecho a todas horas… Aunque muchos padres definen a los hijos con este comportamiento como niños “malos” o “pesados”, existe un término más científico que los agrupa: bebés de alta demanda. En este artículo se dan las pistas para reconocer a los niños que exigen más de lo habitual y se proporcionan pautas a las familias para convivir con ellos.
Cuando el bebé difícil necesita más
Los bebés de alta demanda son difíciles porque duermen menos, lloran con mayor frecuencia y reclaman más el contacto con sus padres
El término «bebé de alta demanda» lo acuñó el pediatra estadounidense William Sears, miembro de la Academia Americana de Pediatría y autor de más de 30 obras sobre la crianza de los niños. Sears, padre de ocho hijos, utilizó por primera vez esta denominación para definir el comportamiento «diferente» de su cuarta pequeña, Hayden: un bebé absorbente, hipersensible, incapaz de calmarse con los estímulos normales. En definitiva, era una niña que reclamaba mucha más atención de lo habitual.
Este especialista es el precursor de la denominada crianza con apego, un modelo de paternidad que apuesta por la creación de un sólido vínculo emocional entre padres de hijos y el ofrecimiento de una atención individualizada a sus necesidades. Una teoría que en España ha sido apoyada y difundida sobre todo por el pediatra Carlos González, autor de varias obras de referencia para los partidarios de los modelos de crianza no conductistas.
Bebés de alta demanda: ni enfermedad ni etiqueta
Todos los bebés necesitan mucha atención por parte de sus padres, sobre todo durante los primeros meses. Sin embargo, los niños de alta demanda van más allá. «El día a día resulta abrumador«, explica Mónica San Martín, promotora de la comunidad on line Crianza de Alta Demanda y autora del libro ‘Hijos intensos, un enfoque positivo‘ (2013).San Martín, quien se embarcó en esta aventura literaria después de experimentar en su propia piel con su hija lo que significaba tener un bebé de alta demanda, recalca que esta denominación «no debe considerarse como un diagnóstico, ya que no es una enfermedad, ni como una etiqueta». El término sirve para agrupar una serie de características de determinados niños «que pueden servir para que unos padres preocupados comprendan que su hijo es un bebé normal, y las tengan en cuenta a la hora de criarle».
Bebés de alta demanda, ¿cómo reconocerles?
Los bebés de alta demanda son niños intensos, absorbentes, hiperactivos, que maman con mayor frecuencia, que se despiertan a menudo, insatisfechos, impredecibles, hipersensibles y que necesitan mucho contacto físico. Estas son algunas de las principales características con las que Sears los describe.
La convivencia con un pequeño así puede resultar bastante difícil, ya que «lloran con mucha intensidad y no soportan estar lejos de su madre», añade San Martín. Además, están siempre en estado de alerta, apenas duermen (20 minutos seguidos, máximo) y el más mínimo ruido les despierta. «Cualquier tarea cotidiana se vuelve difícil en estas circunstancias», advierte la experta.
Pero además de estas características, hay otras señales comunes a los bebés de alta demanda que pueden advertir a los padres de que su hijo forma parte de este grupo de niños:
Tienen los ojos grandes y siempre muy abiertos, observan todo con atención desde el primer día.
Sujetan la cabeza casi sin ayuda nada más nacer y no aceptan la posición tumbada: quieren estar siempre erguidos mirando todo.
No permiten que se les deje ni un segundo alejados del cuerpo de su madre (día y noche).
A estos bebés no les gusta ir en coche: lloran de un modo desesperado.
No toleran la cuna, el carrito, algunos ni siquiera los portabebés: solo quieren brazos y más brazos.
No les gusta el baño y es muy difícil hacerles tomar medicinas.
No dejan que ninguna otra persona les coja, lo cual dificulta mucho las revisiones del médico.
Bebés difíciles, pautas
Los padres de bebés difíciles suelen ser incomprendidos por familiares y amigos, quienes pueden culparles del comportamiento de su hijo
Una vez que los padres confirman que la conducta de su bebé no es atribuible a ninguna causa médica, el primer muro contra el que chocan es el de la incomprensión. Familiares y amigos pueden no entender que el pequeño tenga un comportamiento diferente y achacan con frecuencia a la conducta de los padres la actitud de los hijos. «Lo coges mucho en brazos», «déjale que llore» o «no puedes estar siempre encima» son algunos de los comentarios habituales de su entorno que acostumbran a oír los progenitores de los pequeños con altas necesidades.
Solo quien tiene un bebé de estas características puede entenderlo, recuerdan los expertos. Por eso, lo aconsejable es relajarse, no sentirse culpable y aceptar que el pequeño tiene una manera de ser más intensa y es más sensible a los estímulos. A partir de ahí, los especialistas recomiendan las siguientes pautas:
Cuidar de uno mismo. Es difícil que los padres puedan atender las necesidades de su intenso hijo, si no se encuentran bien. Por eso, es conveniente que, en la medida de lo posible, procuren dormir y estar descansados.
Necesidades, no caprichos. Los padres tienen que observar a su hijo y aprender a diferenciar entre lo que es una necesidad y lo que es un capricho infantil. «Permite al bebé alguna frustración», señala Sears.
Olvidarse de los esquemas. Comparar a un niño de alta demanda con otro que no lo es resulta un ejercicio poco recomendable. Los especialistas aconsejan olvidarse de esquemas preconcebidos y crear una propia pauta para el bebé, para poder determinar qué es lo que sí funciona con él.
¿Se convierte el bebé de alta demanda en un niño de alta demanda cuando crece? Según explican las madres que han pasado por esta experiencia, las cosas cambian cuando el empieza a gatear y después a caminar y hablar. Estos tres logros proporcionan al pequeño mayor independencia y capacidad de expresar sus necesidades sin tener que recurrir siempre al llanto, de forma que la intensidad remite en parte. Sears apunta que “las características que tanto agotan y preocupan de los bebés de alta demanda se transforman a medida que crece en cualidades positivas”.
“Los niños de alta demanda tienen un gran potencial desde que nacen“, resalta por su parte San Martín, quien destaca de ellos su empatía, capacidad de análisis y observación, entusiasmo por todo lo que le rodea y una gran creatividad. Si se está atento y uno se enfoca en los aspectos positivos, “la crianza de un niño de alta demanda puede convertirse en algo increíble”, asegura.