Más tarde o más temprano, el fin de la lactancia materna siempre llega. Algunas madres deciden iniciar el destete de forma dirigida. Otras optan por que sea el pequeño quien decida y deje de mamar de forma natural. En cualquiera de los casos, para evitar que tanto la madre como el hijo sufran con el destete, los especialistas señalan que es importante abandonarlo de un modo gradual y, sobre todo, ofrecer mucho amor y cariño al niño durante el proceso.
El fin de la lactancia materna
La leche materna es el mejor alimento que una madre puede proporcionar a su hijo. Por eso, la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomiendan mantener la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida del bebé y prolongarla, junto con la alimentación complementaria, al menos hasta los dos años.
Hay niños que siguen alimentándose del pecho de su madre más allá de este periodo, hasta que de forma voluntaria deciden abandonarlo. Otros finalizan la lactancia antes de los dos años e incluso antes de los seis meses.
En todos los casos, este proceso, denominado destete, es complejo y exige «ajustes nutricionales y psicológicos en la pareja lactante (madre-bebé)», señala la publicación ‘Lactancia materna: guía para profesionales‘ de la AEP.
Destete natural y respetuoso para el bebé
En el destete natural, el pequeño, poco a poco y de forma progresiva, abandona por sí mismo la lactancia materna. Los expertos señalan que un bebé, salvo excepciones, rara vez se desteta solo antes de los cuatro años.
Los niños que se destetan de forma natural es «porque ya no lo necesitan y han madurado», explica Pilar Martínez, autora del libro ‘Destetar sin Lágrimas‘ (2012) y del blog Maternidad continuum. Martínez apunta que, cuando el bebé aún es pequeño, las tomas son muy frecuentes, ya que necesita el pecho no solo para alimentarse, sino también «para consolarse, para dormir y para conectar con la madre».
El mismo niño, conforme crece, inicia el destete de forma progresiva. Lo necesita menos y mama con menor frecuencia, hasta que llega un momento en que madura y deja de hacerlo.
En otros casos, el destete natural está propiciado por la introducción de la alimentación complementaria o por la combinación de las tomas de pecho con biberones. Pero cada pequeño es distinto y lleva su propio ritmo de destete.
Un destete respetuoso con el bebé
El destete debe respetar las necesidades del bebé lactanteYa sea natural o dirigido, los especialistas recomiendan que el destete se lleve a cabo de manera gradual, nunca de forma radical y sin control. El destete debe ser respetuoso. Es decir, el proceso debe respetar las necesidades del hijo. Para ello, es necesario armarse de paciencia e intentar que sea lo más progresivo posible
Un consejo útil para lograrlo es ofrecer sustitutos al pecho, como agua o comida, e incrementar los momentos íntimos, de atención y cariño con el niño, para que no sienta que ha perdido el amor de su madre.
Otra recomendación es iniciar el destete parcial cuando se incorpora la alimentación complementaria a la dieta del bebé. Estos alimentos hay que ofrecerlos después de las tomas del pecho, con cuchara (no biberón) y sin forzar al pequeño.
En el caso de que se opte por el destete total y se quiera sustituir las tomas de pecho por leche artificial, los pediatras aconsejan la sustitución gradual de las tomas de pecho por las de biberón a lo largo de dos semanas. Pero hay que mantener el mayor tiempo posible, al menos, las tomas de la mañana y la noche.
Sufrir con el destete
El destete, si no se realiza de una forma gradual y consciente, puede generar distintos problemas, tanto a la madre como al bebé.
La madre puede sufrir con el destete, sobre todo, si se produce de forma temprana y abrupta. No obstante, aunque el proceso se haga de manera adecuada, los cambios hormonales derivados del fin de la lactancia pueden provocar unos días de reajuste en los que la mujer se siente mucho más sensible o triste.
Además, el bebé puede no estar preparado para destetar y negarse a hacerlo. Esto suele ocurrir cuando la madre toma la decisión presionada por el entorno. En estos casos el consejo es claro: no dejarse influenciar por los demás e informarse bien sobre el tema.
Cuando la madre impone el abandono de la lactancia al bebé, se habla de un destete dirigido o forzado. Si este, además, se produce antes de que el pequeño cumpla los dos años, se denomina también destete precoz. Las razones de provocar el fin de la lactancia son diversas. Estas son las principales:
La vuelta al trabajo después de la baja maternal. En este caso conviene no abandonar del todo la lactancia y optar por eliminar tan solo algunas tomas: es lo que se llama destete parcial.
Un nuevo embarazo. Este argumento carece de peso, señalan los profesionales de la lactancia, ya que una gestación normal no obliga al destete inmediato.
Alimentación complementaria. La introducción de nuevos alimentos en la dieta del bebé no justifica el abandono de la lactancia. Los niños pueden mantener sin ningún problema las tomas de pecho a la vez que se inician en los nuevos alimentos.
Consejo del especialista, por inadecuada ganancia de peso del bebé o por enfermedad de la madre.
Presión social. En muchos casos, las críticas del entorno en contra de mantener la lactancia más allá de lo considerado “correcto” aceleran el destete.