El puf es un tipo de asiento que brinda muchas ventajas, como adaptarse a distintas posturas corporales y ser fácil de desplazar y reubicar. Por estos motivos, se ha hecho un hueco en la decoración como mueble típico de ambientes juveniles y relajados. Este artículo describe el aire moderno y la versatilidad de los pufs, así como distintas variantes para elegir (gigantes, infantiles, de fibra natural, creativos y originales) y su papel en la decoración chill out.
Pufs, aire moderno y versatilidad
El puf es un mueble que se ha introducido poco a poco en la decoración de los hogares, hasta convertirse en el asiento apropiado cuando el objetivo es dar al salón, el dormitorio u otras estancias de la casa un aire moderno y juvenil. Resulta un asiento muy versátil, que aporta color, comodidad y desenfado y al que en general se pueden dar diversas utilidades.
Los pufs se usan para sentarse, apoyarse, reposar las piernas y, si su tamaño lo permite, tumbarse sobre él
La principal característica de los pufs es su carácter blando, que deja variar su forma para que quien se sitúe sobre él pueda buscar la postura más cómoda. Sirve para estar sentado, apoyado, para reposar las piernas sobre él y, si su tamaño lo permite, también para tumbarse. El tejido exterior del puf es, por lo general, de tela, cuero o materiales sintéticos, y casi siempre está relleno de algún tipo de poliestireno, aunque también se puede usar para el interior otros materiales, siempre que garanticen las suficientes maleabilidad y resistencia.
Los pufs clásicos no tienen patas, sino que son como grandes cojines que se apoyan sobre el suelo y en los que una persona puede acomodarse. Sin embargo, el concepto de puf se fue ampliando y hoy en día existen modelos con patas, huecos (que permiten guardar cosas en su interior), etc. Los hay con forma de cilindro, de cubo y otras de lo más variadas, pero el diseño más tradicional se conoce como «pera», debido a que su apariencia es más o menos semejante a la de este fruto, con la base más grande que la parte superior. A esta última se da el formato deseado para que funcione como respaldo.
Variantes de pufs para elegir
A continuación se enumeran algunas variantes de modelos de pufs entre los que se puede elegir para dar a la casa el estilo deseado.
Gigantes. Existen algunos pufs muy grandes, que pueden tener casi 2 metros de largo por 1,50 de ancho. Son asientos muy versátiles, que se pueden usar como sillones o casi como colchones (quizá no para dormir, pero sí para pasar largos ratos tumbados sobre ellos).
Infantiles. Los pufs dan mucho juego para diseñar piezas divertidas destinadas a los niños. Por un lado, porque se pueden crear asientos muy coloridos; por otro, por las formas posibles. Todo el puf puede ser la cabeza de una persona, si se añaden ojos, nariz y boca, y además se pueden incluir brazos y piernas alrededor. O bien se pueden dotar de una cierta figura para que parezca un animal (como un caballo, una rana) o un vehículo (un coche, una moto) en los que el pequeño pueda montar.
Los pufs infantiles son muy atractivos para los niños, ya que son muy coloridos y representan formas y personajes
De fibras naturales. Los pufs cuyo tejido externo es de fibra natural (tela, hilos, ratán, esparto, cuero) contribuyen a la creación de ambientes muy relajados y con cierto aire vintage, si son acompañados por muebles y complementos antiguos. Los pufs de cuero, por lo general redondos, son típicos de la cultura árabe, sobre todo de Marruecos y otros países del norte de África, donde se fabrican de forma artesanal.
Creativos. Existen muchos modelos creativos y originales para pufs que decoran y dan un toque humorístico al hogar. Pufs con forma de bolsa de café, de seta, de hamburguesa (que en realidad es un juego de varios cojines superpuestos), de cubo de Rubik, de dados o de balones deportivos (de fútbol, tenis, béisbol, etc.) son los favoritos de quienes gustan de hacer aportes poco convencionales en el hogar.
Si bien los pufs se adaptan a casi cualquier estilo de decoración, hay uno que parece ser su hábitat natural: el llamado chill out. Esta expresión -que en principio se utilizó en el ámbito de la música y luego se amplió a otras áreas- significa literalmente “relajarse”, y en la decoración consiste en crear espacios que contribuyan a dejar de lado el estrés y procuren la serenidad y el descanso.
En este tipo de ambientes, los pufs mandan: se pueden distribuir de las más variadas formas, son fáciles de desplazar y colocar en el sitio que resulte más apropiado en cada momento y permiten adoptar la postura corporal que más apetezca. Como consecuencia, un salón (u otra estancia) amueblado con pufs genera, con solo verlo, la idea de relajación y descanso. Mucho más si la decoración está complementada con velas, alfombras que invitan a descalzarse, paneles japoneses, decoración oriental, etc.