Hasta hace poco, la rentabilidad era casi el único criterio que un cliente miraba antes de suscribir un depósito bancario. Sin embargo, la crisis ha cambiado las prioridades a la hora de gestionar los ahorros. Ahora, preguntar por la solvencia y fiabilidad de la entidad que custodiará el capital es básico, sobre todo, ante el creciente número de bancos y cajas nacionalizados en España, que se traduce en la inyección de capital en diez grupos financieros. De entrada, con la solicitud del rescate bancario que anunció el Gobierno en junio, la política comercial de todas depende casi por entero de los técnicos de Bruselas. Pero, ¿qué repercusiones tiene para el cliente depositar sus ahorros en un banco nacionalizado? ¿Conviene suscribir uno de sus depósitos de alta rentabilidad, cuyo interés puede superar incluso el 4% a un año? A continuación se abordan cinco aspectos importantes de los bancos nacionalizados que el cliente no debe olvidar.
1. Ahorro seguro, pero no más seguro
En la actualidad, diez entidades han recibido dinero público a través de diversas fórmulas en España: Bankia, Banca Cívica, Banco de Valencia, Banco Mare Nostrum, Caja España-Caja Duero, Cajasur, Caja de Ahorros del Mediterráneo, CatalunyaCaixa, Novagalicia Banco y Unnim. La crisis ha puesto en evidencia la debilidad de todas estas entidades, que han necesitado de la ayuda del Estado para garantizar su viabilidad.
De entrada, el capital depositado en las entidades no corre peligro, pero no está garantizado al 100%
En algunos casos, estas entidades ya han sido subastadas o compradas por grupos más grandes: Unnim pertenece a BBVA y CAM a Banco Sabadell. Pero, en todos, con la inyección de capital público se ha buscado dar continuidad a los proyectos. Por eso, de entrada el capital depositado en las entidades no corre peligro. En cualquier caso, no está garantizado al 100%.
El ahorro depositado en bancos españoles registrados como tales en el Banco de España está protegido hasta 100.000 euros por titular y entidad, por el Fondo de Garantía de Depósitos. Respecto a los bancos nacionalizados no se puede decir que el ahorro corra peligro. Pero tampoco que está más protegido. El mecanismo de protección se mantiene: es el mismo que antes de que se comenzara a inyectar dinero a la banca.
2. Posibles liquidaciones
Pese a que lo deseable es que todas las entidades sigan adelante, apoyadas por la financiación pública que han recibido, no hay que descartar que se produzca alguna liquidación. El propio ministro de Economía, Luis de Guindos, ha señalado esta posibilidad. En ese caso, se pondría en funcionamiento el Fondo de Garantía de Depósitos, pero que solo cubre el dinero en cuentas y depósitos.
Las acciones, los fondos de inversión y de pensiones tienen sus correspondientes mecanismos de protección ya que, por lo general, los bancos solo actúan como intermediarios, pero en realidad el dinero está depositado en otras entidades. Los peor parados serán los titulares con productos de renta fija o híbridos como deuda subordinada, bonos o pagarés, vehículos que no están protegidos ni garantizados por ningún organismo.
3. Diferencias entre los nacionalizados puros y los subastados
Lo desable para cualquier Estado que pone dinero en una entidad financiera es recuperar su inversión lo antes posible. Para conseguirlo, lo más eficaz es poner en marcha una subasta y colocar la entidad nacionalizada en un grupo más grande.
Cuando esto ocurre, la entidad nacionalizada puede dejar de considerarse como tal, ya que pasa a estar integrada en un nuevo grupo financiero. En estos casos (Caja Castilla la Mancha, absorbida por Cajastur; Unnim, integrada en BBVA; o CAM, adquirida por Banco Sabadell) es el nuevo grupo financiero el que asume la gestión de la entidad que recibió dinero público.
Antes de suscribir una imposición a plazo de un banco nacionalizado, conviene evitar la vinculación
Sin embargo, el resto de entidades que todavía no han sido subastadas presentan una característica especial: con el rescate a la banca que solicitó el Gobierno antes del verano, la gestión está ahora en manos de Bruselas. El equipo gestor español apenas puede dar un paso sin que la Unión Europea dé el visto bueno. Las decisiones más polémicas, como su participación en el denominado banco malo dependen al 100% del criterio de los socios europeos.
4. Alta rentabilidad, con letra pequeña
El hecho de que algunas de las entidades citadas den hoy depósitos de alta rentabilidad (con tipos muy por encima de la media del mercado) se justifica por su mayor necesidad de captar liquidez. En principio, para el pequeño ahorrador puede ser una buena oportunidad para lograr ganancias extra.
CatalunyaCaixa o Bankia brindan depósitos con rentabilidades de hasta el 4%. La CAM, con la garantía de Banco Sabadell, comercializa un depósito a 18 meses al 4,5% con una inversión mínima de 6.000 euros. El mismo ahorro, pero a un plazo de 12 meses, proporciona un rendimiento del 4,25%. Estos tipos superan en más de cuatro veces el actual precio del dinero, que se sitúa en el 0,75% en Europa. Por eso, apostar por ellos puede ser una oportunidad única para rentabilizar al máximo el ahorro.
En cualquier caso, antes de suscribir una imposición a plazo de un banco nacionalizado, conviene evitar la vinculación, es decir, que el banco no solicite la contratación de otros productos y domiciliación de nómina y recibos. Además, un consejo básico en la actualidad es aplicar la pauta de la diversificación: no conviene tener más de 100.000 euros en ninguna entidad.
5. Mejor depósitos que pagarés
Al abordar una relación financiera con un banco nacionalizado, es recomendable dar prioridad a la inversión en depósitos bancarios antes que en pagarés.
El depósito sí está protegido por el Fondo de Garantía de Depósitos, pero el capital invertido en pagarés (un instrumento de renta fija que se asemeja con el depósito, pero que no funciona igual) no está garantizado por ningún instrumento. En caso de quiebra, disolución o liquidación de la entidad, todo el capital invertido en pagarés podría perderse.