El frío invernal es una auténtica prueba de fuego para el organismo, que puede contraer desde un simple catarro a una gripe u otras infecciones respiratorias más graves. Sin embargo, una parte importante de la población desconoce que el frío también puede dañar directa o indirectamente su corazón, sobre todo, si ya padece alguna enfermedad cardiaca previa, como una insuficiencia cardiaca o una cardiopatía congénita. Un reciente estudio ha demostrado que el descenso de las temperaturas se asocia a un incremento del riesgo de infarto de miocardio. Este trabajo, de la London School of Hygiene & Tropical Medicine (LSHTM), de Reino Unido, se ha publicado en la prestigiosa revista ‘British Medical Journal’. La Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha creído conveniente difundir sus conclusiones, con el objetivo de que la población tome precauciones ante la llegada del frío, es decir, para que además de abrigarse bien, lleve una vida cardiosaludable durante el invierno. Así lo advierte en esta entrevista Almudena Castro, coordinadora de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital La Paz, de Madrid, y presidenta de la sección de Cardiología Preventiva y Rehabilitación Cardiaca de la SEC.
La causa principal por la cual las temperaturas bajas son malas para el corazón es que este órgano está muy ligado al pulmón y, por lo tanto, las infecciones pulmonares pueden afectar a los pacientes cardiópatas. La primera causa de la descompensación de una patología cardiaca es una infección respiratoria. El frío es malo para el corazón porque las infecciones respiratorias que provoca descompensan las cardiopatías previas. Por esta razón, es importante que las personas cardiópatas se vacunen contra la gripe y el neumococo, a fin de prevenir las infecciones de invierno.
“La primera causa de la descompensación de una cardiopatía es una infección respiratoria”
Sí, el frío favorece el mecanismo de vasoconstricción -estrechamiento- de las arterias. Mientras que ante temperaturas altas, para expulsar el calor, se produce una vasodilatación, con el frío, las arterias se cierran para retenerlo y mantener la temperatura corporal. Las personas más susceptibles o con mayor propensión al frío, a quienes afecta más la vasoconstricción, pueden sufrir un vasoespasmo y, por lo tanto, una angina de pecho u otros eventos.
Es un estudio del Reino Unido, realizado entre 8.000 pacientes. Aunque los resultados no se pueden generalizar, se ha observado que, cuando disminuye un grado centígrado la temperatura media diaria, aumenta un 2% el número de infartos con deceso. Insisto en que es un estudio del que no se pueden extraer conclusiones universales, a pesar de que se relaciona la bajada de las temperaturas con el incremento del riesgo de infarto de forma directa e indirecta. Se ha constatado un aumento de un 20% de la prevalencia de infartos de miocardio respecto a las épocas de temperaturas más suaves, de forma global; luego habría que analizar si estos infartos se deben a una neumonía que se ha descompensado o surgen de forma aislada. Lo que está claro es que el frío causa un aumento de la tasa de infartos de miocardio.
En ese 20% se engloban infartos y episodios de repetición (reinfartos).
Para la salud del corazón, es peor la temperatura fría mantenida.
“La prevención se basa en vacunarse, tomarse la medicación, evitar los excesos y salir bien abrigados a la calle”
Cuidar los hábitos de vida, como en cualquier época del año. Lo que ocurre es que el frío suele coincidir con la Navidad, cuando se abusa del alcohol y de la grasa, pese a que no se debería transgredir la dieta durante la estación de bajas temperaturas. Esta investigación incide en la necesidad de comer bien, no fumar y hacer ejercicio.
Si se quiere practicar ejercicio al aire libre, hay que evitar temperaturas extremas, como las registradas a las siete de la mañana. Es mejor realizar la actividad física al mediodía o en un gimnasio.
Los pacientes con insuficiencia cardiaca o con cardiopatía congénita, ya que se descompensan más durante las épocas de temperaturas frías.
Es cierto que hay personas con factores de riesgo más elevados que otras para sufrir un evento cardiovascular (infarto de miocardio) o un accidente cerebrovascular. La época de frío es un factor de riesgo añadido para los pacientes diabéticos no tratados, quienes no se controlan, así como para las personas obesas que no hacen ejercicio o para los fumadores. Puesto que el frío supone un riesgo añadido, en las épocas invernales, hay que aplicar el sentido común. No se puede fumar dos cajetillas de tabaco y pretender, solo por abrigarse bien, evitar el riesgo de infarto. Hay que hacer una vida sana y, además, abrigarse bien.
Abrigarse bien durante los días más fríos del año puede salvar de enfermar, pero no basta. Debe formar parte de un paquete de medidas preventivas más amplio: vacunarse en otoño de la gripe y del neumococo cuando esté indicado, tomarse la medicación de manera correcta, evitar los excesos en la alimentación y en el hábito de fumar, y salir bien abrigados a la calle, según informa Almudena Castro.
Además, las personas cardiópatas, que pueden ser más vulnerables frente a la caída de las temperaturas, deberían mostrarse muy atentas a las predicciones meteorológicas y resguardarse todo lo posible del frío. Este descenso térmico acusado coincide alrededor de las Navidades, aunque en las últimas no ha sido así. En cualquier caso, por recomendación de la Fundación Española del Corazón (FEC), lo importante es atender a las advertencias de las autoridades y no salir a la calle cuando haga mucho frío, a menos que sea inevitable.