Conseguir un alquiler más barato no es una tarea fácil, pero al seguir las propuestas de este artículo podrá llevarse a cabo sin excesivos problemas. No solo hay que negociar el precio del arrendamiento de la casa, sino también eliminar o reducir algunos gastos que conlleva esta operación: los desembolsos que afectan a los servicios domésticos (agua, luz, gas), los gastos de comunidad y los impuestos locales. Las alternativas son amplias, como se puede ver a continuación, por lo que se abren una serie de posibilidades que permiten economizar el alquiler de un piso sin renunciar a nada.
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Alquilar un piso por menos dinero, ¿por dónde empiezo?
Antes de alquilar un piso, es imprescindible que en el momento de firmar el contrato estén especificados todos los gastos que correrán a cargo del inquilino. Cualquier olvido producirá que, cuando se ocupe la casa, sea demasiado tarde y haya que asumir las responsabilidades que se deriven de su aplicación. Para alquilar una vivienda a un precio más económico, se debe negociar y, de no llegar a un acuerdo, encontrar otra oferta más satisfactoria.
Muchas veces la premura por ocupar el piso, un mal asesoramiento o quizás un olvido de última hora harán que pasen desapercibidos los factores que conducen a un abaratamiento del alquiler. Para evitar estas situaciones, no hay más remedio que aplicar unos consejos para alcanzar el objetivo: alquilar la vivienda por menos dinero.
Truco 1. No firmar el contrato de alquiler con prisas
La prisa no es buena compañera para una buena negociación, y no hay que mostrar un especial deseo por agilizar el proceso. Jugar con los tiempos es imprescindible y, si el interesado es paciente, es probable que a las pocas semanas el casero proponga una rebaja en la renta.
Hay que aprovechar los puntos débiles de la casa, por muy bonita que sea, ya que posiblemente tenga alguno: interior, planta baja, sin ascensor, zona conflictiva, etc. Estos aspectos hay que sacarlos a relucir en las negociaciones, para que la otra parte sea sensible a estas deficiencias y, en función de ellas, baje su importe inicial.
Truco 2. Ampliar las ofertas
Centrarse en una sola alternativa no es prudente; cuantas más mejor. Habrá que comparar precios, ventajas y desventajas. Y, una vez analizado todo, decantarse por la mejor propuesta, que en algunos casos coincidirá con la más económica.
También es muy aconsejable utilizar varios canales para encontrar el piso de alquiler más económico y conveniente: anuncios en prensa, en Internet, contactos personales, etc. De este modo, es más fácil hallar costes más competitivos.
Truco 3. Alquiler de un piso, ¿quién paga los gastos domésticos?
Además del precio de la vivienda, hay otros pequeños detalles que abaratan la operación de alquiler. Así, si la luz corre a cargo del propietario, el inquilino se estará ahorrando el enganche a esta energía, que está en torno a 60 euros.
También hay que evitar los gastos generales, en concreto el pago de la comunidad de vecinos. Por lo general, este abono no se incluye en el contrato, pero hay que saber que si el deseo del casero es incorporarlo, él está en su derecho. Supondrá una cuota mensual que oscila entre 20 y 80 euros. De nuevo, la clave es negociar.
Truco 4. La calefacción eleva mucho el precio
En función del tipo de energía (eléctrica, gas, butano), la diferencia será muy importante en el recibo de cada mes. Cuando se trata de abaratar el alquiler, siempre quedará el recurso de optar por la vivienda que tenga la opción de energía más barata.
¿Y qué ocurre con Internet? Casi todos los hogares tienen conexión, a través de unas tarifas que varían de 10 a 50 euros mensuales, tanto para suscribir este servicio o de forma conjunta con otros de telefonía fija y móvil. No obstante, hay inmuebles con wifi que permitirían eliminar este gasto del presupuesto.
Truco 5. Gastos fiscales, mejor el dueño
Los impuestos (IBI, basuras, etc.) corren a cargo del arrendador, aunque es un factor negociable entre ambas partes. Ante este escenario, si lo que se quiere es abaratar el coste de la operación, habrá que rehusar el cargo de estos recibos o, al menos, buscar un inmueble cuyo alquiler no los incorpore.
Los precios por alquilar una vivienda son negociables. Pero sin llegar al regateo, hay una estrategia muy efectiva para los demandantes de larga duración: consiste en exponer a los dueños del inmueble el deseo del inquilino de querer establecerse de forma definitiva o, al menos, durante muchos años.
Lo más seguro es que la renta se rebaje de manera sensible y hasta es posile reflejarlo en el contrato, con el periodo mínimo de permanencia. Eso sí, de vulnerarse, se tendría una penalización por parte de los propietarios, perdiendo la fianza o varios meses del alquiler. Esta medida pretende evitar la picaresca de los nuevos inquilinos a través de esta estrategia en la negociación.
En cualquier caso, es otra herramienta más de la que disponen los arrendatarios para abaratar el coste de su nueva vivienda, cuando en realidad quieren establecerse de forma duradera. Sin embargo, esta táctica no es válida para pequeñas estancias o periodos de estudio, en el caso de los estudiantes.