En plena crisis, y cuando no parece que haya atisbos de mejora a corto plazo, hay miles de personas con escasos recursos que ya no saben cómo obtener financiación. Su última oportunidad pueden ser los microcréditos, que se conceden a personas con pocos recursos financieros para que inicien o amplíen una actividad económica. Estos préstamos con un tipo de interés inferior a los del mercado se caracterizan porque, a diferencia de la financiación clásica, su concesión parte de entidades sin ánimo de lucro (ONG, fundaciones privadas…), aunque también la generan algunos bancos especializados o entidades procedentes de las cajas de ahorros.
Microcréditos para demandantes con escasos recursos
En momentos de crisis económica, son las personas con menos recursos económicos o las más vulnerables a sus efectos (desempleados, excluidos sociales, etc.) quienes tienen más difícil su acceso a las fuentes de financiación tradicionales. Como última opción, les queda acudir a los microcréditos sociales, que se conceden casi siempre a personas con escasa capacidad económica para que inicien o amplíen una actividad empresarial. El importe total de estos créditos puede llegar hasta 15.000 euros y se da, por lo general, con un tipo de interés inferior a los del mercado, de ahí que sean más ventajosos para sus demandantes.
El importe total de los microcréditos puede llegar hasta 15.000 euros y se da con un tipo de interés inferior al del mercado
Otro punto que caracteriza a este producto social es el que se refiere a quien los emite: a diferencia de la financiación clásica, su concesión parte de entidades sin ánimo de lucro (ONG, fundaciones privadas, etc.), aunque también lo generan algunos bancos especializados o entidades procedentes de las cajas de ahorros.
No están destinados para satisfacer las demandas de consumo, sino que, por el contrario, se conceden a las personas que presentan un buen proyecto y no tengan posibilidad de conseguir financiación en una entidad tradicional al carecer de avales o garantías. Se da prioridad a los sectores de la población con más riesgo de exclusión, como desempleados, jóvenes, mujeres o inmigrantes, y tratan de promover su espíritu empresarial.
Propuestas actuales de financiación social
Si bien no hay una oferta prolífica entre las entidades bancarias, se pueden encontrar algunas propuestas puntuales y concretas.
BBK ofrece microcréditos a clientes que, aun teniendo capacidad de pago, viven en situación de exclusión social por distintos motivos (hogares monoparentales en coyuntura económica precaria, mujeres en circunstancia de exclusión, inmigrantes, personas con discapacidad…). Son préstamos sustentados en la confianza de una persona física o jurídica, o de una entidad social sin ánimo de lucro que, como centro colaborador de este proyecto, atestigua la inclusión de los solicitantes en algún proceso de inserción laboral o social.
Microbank, entidad dependiente de La Caixa, presenta una doble vía en este tipo de productos sociales. Por un lado, ofrece el Ecomicrocrédito Personal, dirigido a personas con ingresos inferiores a 18.000 euros anuales que quieran adquirir productos respetuosos con el medio ambiente y potenciar, así, el consumo sostenible y el ahorro de energía. De esta forma, pueden comprar cualquier electrodoméstico clasificado con etiqueta energética de clase A o superior: lavadoras, televisores, frigoríficos, aparatos de aire acondicionado, lavavajillas, etc. También pueden hacerse con cualquier tipo de vehículo con emisiones inferiores a 120 g/km o que sea propulsado con combustibles alternativos (vehículos híbridos o eléctricos), o llevar a cabo una reforma en la vivienda para mejorar la eficiencia energética. A través de esta línea de financiación «blanda», se puede solicitar un importe máximo de 25.000 euros, con un plazo de amortización de hasta seis años, con la posibilidad de ampliarlo a ocho años en operaciones que excepcionalmente así lo requieran, y con la flexibilidad de disponer de una carencia de hasta 12 meses.
Los credifondos permiten obtener un crédito personal con condiciones preferentes a los partícipes de fondos de inversión que necesiten liquidez
Por otra parte, Microbank también brinda los Microcréditos Personales, dirigidos a personas con ingresos inferiores a 18.000 euros anuales. Su objetivo es financiar proyectos vinculados al desarrollo personal y familiar, así como a necesidades derivadas de situaciones puntuales o imprevistas (gastos vinculados a la vivienda, salud, educación, adquisición de transporte necesario, etc.) o derivadas de circunstancias de dependencia o incapacidad. Se concede una cantidad máxima de 25.000 euros y un periodo de devolución de seis años sin carencia, o con hasta 12 meses de carencia incluidos.
No solo las entidades financieras comercializan este producto. Una de ellas es la Fundación Incluye, una entidad de microcrédito social que facilita y promociona el autoempleo como vía de inserción socio-laboral a personas con dificultades para acceder al crédito en el banco tradicional. Presta servicios financieros para la puesta en marcha o consolidación de pequeños negocios.
Y fuera de nuestras fronteras, en Portugal, Millenium BCP ofrece este tipo de financiación para apoyar a las personas y las microempresas con proyectos empresariales viables. Se proporciona hasta 25.000 euros, por cada candidato, para la creación o expansión de su negocio. El tiempo máximo para reintegrarlo es de 48 meses para cantidades inferiores a 7.000 euros, y de 60 meses para cifras superiores.
Otras formas de financiación preferente
Hay otra forma de financiación que, sin basarse en los pequeños créditos de carácter social, puede ser también muy interesante para los usuarios, por sus especiales características.
Destacan los créditos de pequeña cuantía que se comercializan sin intereses, que permiten disponer de hasta 5.000 euros para afrontar gastos puntuales o imprevistos, mediante solo el pago de una cantidad en el momento de la apertura. Estas propuestas de financiación también se caracterizan porque se pueden obtener con facilidad, sin realizar trámites ni papeleos, y se ingresan rápido en la cuenta de sus demandantes.
Otra alternativa son los Credifondos, que posibilitan conseguir un crédito personal con condiciones preferentes a los partícipes de fondos de inversión que necesiten liquidez. De esta manera, sus titulares pueden evitar la materialización de sus plusvalías en fondos mediante la pignoración de sus participaciones, sin interrumpir el plazo de su inversión.
Uno de los sectores sociales más proclives a las vías de financiación blandas son el de los jóvenes entre 18 y 30 años, ya que cuentan con préstamos para afrontar sus primeras necesidades (sacarse el permiso de conducir, adquirir un ordenador…) bajo condiciones muy beneficiosas. Esto es así porque muchos de estos productos se pueden contratar sin intereses, con un tipo nominal del 0%, que les permite realizar estos primeros gastos de una forma más sosegada y con un periodo de amortización que tiene su tope máximo entre uno y dos años.
Está destinado para cuantías económicas no muy elevadas, por lo general por debajo de 3.000 euros, que dejan acceder a estos productos de una manera menos complicada que en el caso de las vías de crédito más tradicionales. Los requisitos son menores y, en muchos casos, basta con el aval de los padres. También es habitual que estén exentos de comisiones, aunque algunos modelos puntuales están penalizados con una comisión por apertura de en torno al 1%.